Auguste Renoir

Auguste Renoir (1841-1919) es uno de los pintores más importantes del movimiento impresionista y debe su fama, principalmente, a sus escenas de recreo y la sensualidad de sus retratos de mujeres y niños.

Era hijo de un sastre y empezó su carrera artística a la edad de 13 años trabajando en la decoración de abanicos y en el dibujo de flores sobre porcelana. Perfeccionó su técnica haciendo copias en el Museo del Louvre hasta que en 1861 se matriculó en la Escuela de Bellas Artes. Un año más tarde entró en el estudio del pintor académico suizo Charles Gleyre, donde conoció a los que serían los grandes maestros del impresionismo: Claude Monet, Alfred Sisley y Frederic Bazille. Aunque expuso algunas de sus obras en el Salón de París en la década de 1860, se unió a los impresionistas en su primera exposición en rebeldía de 1874.

Durante la década siguiente, los principios del impresionismo dejaron una profunda impronta en su estilo. En Le Moulin de la Galette (1876), la composición está cortada de forma arbitraria, lo que hace que la pintura parezca una continuación del mundo exterior.

Renoir presentó esa obra en la tercera exposición impresionista, que tuvo lugar en 1877. Un año después regresó al Salón de Paris, donde empezó a buscar el patrocinio de personajes de moda y acaudalados. Ya liberado de restricciones económicas, comenzó a viajar con frecuencia: al Magreb en 1881, y a Italia durante un largo período que comenzó en 1882. En ese país estudió el clasicismo de Rafael y las esculturas antiguas, un trabajo que le hizo preguntarse sobre el valor subjetivo del impresionismo. A partir de 1883 el interés inicial del artista por el color efímero la luz voluble y los golpes superficiales del pincel dejó paso a una preocupación cada vez mayor por el volumen, la forma y el contorno.

 En 1900 recibió la Legión de Honor como prueba de una reputación distinguida en los círculos oficiales. Poco después su estado de salud comenzó a deteriorarse y tras un ataque de artritis reumática en 1894 empezó a perder el control de sus articulaciones. En 1910 ya sólo podía pintar si se ataba el pincel a la mano. Para empeorar aún más las cosas, se sentía abatido por los problemas familiares; en 1915 su hijo Jean, que acabaría convirtiéndose en un cineasta famoso, resultó herido de gravedad en la Primera Guerra Mundial; poco después su mujer fallecería tras visitar a su hijo en el hospital. A pesar de todas estas desgracias, Renoir siguió trabajando. Con 70 años empezó a experimentar con la escultura: guiaba a su ayudante, Richard Guiño, para moldear las figuras que él mismo concebía.

Las intenciones de Renoir como artista quedaron recogidas a la perfección en sus propias palabras: «La tierra como el paraíso de los dioses, eso es lo que quiero pintar».

OTROS DATOS DE INTERÉS

1. En Italia conoció una obra, Tratado de la pintura, de Cennino Cennini, un artista florentino del siglo XV, que le influyó profundamente.

2. Georges Charpentier, un editor de libros de moda, presentó a Renoir a las élites acomodadas que le encargaron muchos retratos

Post Author: Entorno Estudiantil

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