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Charles Dickens

Pocos novelistas han igualado la fecundidad y fama de Charles Dickens (1812-1870). Su ingente cantidad de trabajos incluye más de 15 novelas, alguna de ellas tomos de gran grosor, y un número incalculable de artículos periodísticos. Aunque sus detractores consideraban que sus obras no eran literarias, Dickens hizo caso omiso y cultivó con satisfacción su faceta de narrador de historias con conciencia social. A cambio, un público que lo adoraba lo mantuvo como una de las figuras más apreciadas de la época victoriana.

Pasó su niñez entre Chatham y Londres, donde su padre trabajaba como oficinista. El gusto por el despilfarro de sus padres hizo que los acreedores los mandaran a prisión; con tan sólo 12 años, Dickens tuvo que dejar la escuela y ponerse a trabajar en una fábrica de betunes para zapatos, una experiencia que le proporcionó una empatía con los pobres para el resto de su vida y que quedaría reflejada en todas sus obras. Cuando pudo dejar la fábrica, completó su escasa formación y empezó a trabajar como funcionario judicial y posteriormente como periodista.

Con la primera novela que publicó, Los papeles póstumos del club Pickwick (1836), alcanzó la fama de forma instantánea. Al igual que otros muchos de sus trabajos, esta obra se publicó por entregas en una revista semanal, lo que le procuraría tranquilidad económica. Dickens escribió a un ritmo trepidante durante los siguientes cinco años, produciendo otras cuatro novelas por entregas, entre las que se incluye el ahora clásico Oliver Tivist (1837-1839), el relato de un joven huérfano que vive en la calle. Cada nuevo trabajo que publicaba era recibido con un fervor popular cada vez mayor, independientemente de que se tratase de una narración de tintes morales, como Cuento de Navidad (1843), o de su «hijo predilecto», en la parte autobiográfica David Copperfield (1849-1850).

Aunque todas y cada una de sus obras traslucían su preocupación por la pobreza y otros males sociales, esta cuestión fue mucho más evidente en sus últimos trabajos, especialmente en Casa desolada (1852-1853), donde retrataba la ineficacia del sistema legal inglés, y en Tiempos difíciles (1854), que mostraba el lado oscuro de la industrialización. La carrera del autor culminó con la novela histórica Historia de dos ciudades (1859) y el relato cómico Grandes esperanzas (1860-1861).

La calidad de los trabajos de Dickens varía de forma considerable, desde obras maestras de la ficción hasta argumentos sensibleros rebosantes de sentimentalismo. El hecho de que publicara sus obras por entregas y de que a menudo le pagaran por palabra es determinante para comprender estas diferencias. Pero siempre escribió con el claro objetivo de satisfacer a sus lectores, incluso aunque supusiera imponer la cantidad a la 1 calidad. En la actualidad sus trabajos siguen teniendo una gran acogida entre el público.

OTROS DATOS DE INTERÉS

1. Dickens no sólo fue prolífico en la literatura: tuvo diez hijos con su esposa Catherine Hogarth.

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