DESARROLLO DEL GÉNERO

En esta sección examinaremos el desarrollo de dos identidades relacionadas: la identidad sexual y la identidad de los roles de género. En específico, nos enfocaremos en la manera que los hombres y las mujeres se socializan, y en el papel del profesor al dar una educación equitativa para uno y otro sexo.

Sexo y género

El término género suele referirse a los rasgos y las conductas que una cultura particular considera apropiados para los hombres y para las mujeres. En contraste, el sexo se refiere a las diferencias biológicas (Brannon, 2002; Deaux, 1993). En términos del género y del sexo, la identidad del individuo tiene tres componentes: la identidad de género, la orientación sexual y las conductas de los roles de género (Berger, 2006; Patterson, 1995). La identidad de género es la identificación de la persona como hombre o mujer. Las conductas de los roles de género son aquellas conductas y características que la cultura asocia con cada género, y la orientación sexual implica la elección de una pareja sexual.

Las relaciones entre estos tres elementos son complejas. Por ejemplo, una mujer podría identificarse como mujer (identidad de género), pero comportarse en formas que no son congruentes con el rol de género (jugar fútbol) y tener una orientación sexual de tipo heterosexual, bisexual u homosexual. La identidad sexual es una construcción compleja de creencias, actitudes y conductas. Erikson y muchos otros psicólogos pensaban que la identificación con la identidad de género era directa, es decir, la persona simplemente se daba cuenta de que era hombre o mujer y actuaba en consecuencia. Sin embargo, en la actualidad sabemos que algunos individuos experimentan conflictos con respecto a su género. Por ejemplo, los transexuales a menudo informan sentirse atrapados en el cuerpo equivocado; por ejemplo, su sexo biológico es de hombre, pero se identifican como una mujer, o viceversa (Berger, 2006; Yarhouse, 2001).

Orientación sexual

Durante la adolescencia, alrededor del 8 por ciento de los hombres y el 6 por ciento de las mujeres informan que han participado en actividades sexuales con personas del mismo sexo o que sienten una fuerte atracción por individuos del mismo sexo. Los hombres son más propensos que las mujeres a experimentar con compañeros sexuales del mismo sexo durante la adolescencia, pero las mujeres tienen más posibilidades de hacerlo más tarde, a menudo en la universidad.

En realidad, un porcentaje menor de adolescentes tienen una orientación homosexual o bisexual: aproximadamente el 4 por ciento se identifican como homosexuales (hombres que eligen parejas masculinas), lesbianas (mujeres que eligen parejas femeninas) o bisexuales (individuos que tienen parejas de uno y otro sexo). Esta cifra aumenta a casi el 8 por ciento en la adultez (Savin-Williams y Diamond, 2004; Steinberg, 2005).

Los científicos discuten los orígenes de la homosexualidad. La mayoría de las investigaciones se han hecho con hombres, por lo que se sabe poco acerca de las mujeres. Hasta ahora, la evidencia sugiere que intervienen tanto factores biológicos como sociales. Por ejemplo, la orientación sexual es más similar en los gemelos idénticos que en los gemelos fraternos, aunque no todos los gemelos idénticos tienen la misma orientación sexual (Berger, 2006).

Existen muy pocos modelos que describan el desarrollo de la orientación sexual.  La mayoría de ellos se enfocan en la manera en que los adolescentes desarrollan una identidad homosexual, lesbiana o bisexual. Por lo general, los modelos incluyen las siguientes etapas o algunas similares (Yarhouse, 2001):

Sentirse diferente. Esta etapa inicia alrededor de los 6 años de edad, donde el niño podría mostrarse menos interesado en las actividades de otros niños de su mismo sexo. Algunos de ellos podrían sentir que esta diferencia es problemática y temen “ser descubiertos”. Otros niños no experimentan esta ansiedad.

Sentirse confundido. Durante la adolescencia, al sentirse atraídos por personas del mismo sexo, los estudiantes podrían sentirse confundidos, molestos, aislados e inseguros de lo que deben hacer. Es probable que no tengan modelos a seguir y que traten de realizar actividades y tener citas que se ajusten a los estereotipos heterosexuales.

Aceptación. Al llegar a la adultez, muchos de estos jóvenes resuelven su orientación sexual y se identifican como homosexuales, lesbianas o bisexuales. Algunos hacen pública su orientación sexual y otros no, pero muchos comparten la información con unos cuantos amigos.

El problema con los modelos de etapas del desarrollo de la identidad es que suponen que la identidad adquirida es inalterable. En realidad, modelos más recientes consideran que la orientación sexual puede ser flexible, compleja y multifacética; que puede cambiar a lo largo de la vida. Por ejemplo, es posible que un individuo haya tenido citas o se haya casado con una pareja del sexo opuesto en algún momento de su vida, pero que sienta atracción o tenga parejas del mismo sexo posteriormente, o a la inversa (Garnets, 2002).

En raras ocasiones los padres y los profesores son los primeros en enterarse de las preocupaciones que tiene el adolescente acerca de su identidad sexual. Sin embargo, en caso de que un estudiante busque su consejo, la tabla 3.5 incluye algunas ideas para orientarlos.

Post Author: Entorno Estudiantil

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