EL CONTACTO COMO ALGO EVITADO EN OTRAS PSICOTERAPIAS

Dada la importancia que en gestalt tiene el contacto para el crecimiento y la maduración, el concepto psicoanalítico tradicional de transferencia se nos presenta, para nuestra forma de hacer y sentir, con algunos puntos un tanto vulnerables. Por ejemplo, en muchas ocasiones se consideran exclusivamente proyectivas o actuaciones de vivencias pasadas algunas conductas y expresiones que pueden ser el resultado de percepciones lúcidas y exactas de la realidad por parte del paciente.

Si una persona que tenemos en terapia nos dice que nos ve como una persona antipática o lejana, el interpretárselo como una mera transferencia es negarle toda su capacidad discriminatoria o enviarlo a un pasado remoto. Nosotros podemos utilizar este tipo de comunicación de forma que le sea útil. Podemos tratar de averiguar qué ve en nosotros que le provoca ese sentimiento. Ver cómo se siente ante una persona con esas características. Y por último trataremos de ver si proyecta sobre el terapeuta ese sentimiento.

Si esa lejanía, o ese sentirle como un personaje remoto, está expresando sólo una proyección por parte del paciente, aunque haya una proyección -con lo cual hay una distorsión de la realidad-, no cabe atribuirla exclusivamente a la transferencia de una relación anterior a una situación presente. Otras veces resultará que el paciente es un tanto latoso y pesado, y su terapeuta un antipático, resultando que ha visto con bastante lucidez la relación que se ha establecido entre los dos. En tal caso habrá aprendido algo acerca de él y de la otra persona, algo que le conviene saber y que ha descubierto por sí mismo: lo que se ha creado en ese intercambio concreto entre él y su terapeuta.

Esto que acabamos de describir tiene una gran importancia. Ya Piaget observó que cada vez que le adelantamos una respuesta correcta al niño le impedimos aprender o inventar, por sí mismo, muchas respuestas nuevas. La acción, por un lado, conlleva a menudo una intención y unas ideas, y, por otro lado, nos lleva al conocimiento, que amplía nuestras fronteras y nos pone en contacto con las cosas en particular y con el mundo en general. La asimilación del conocimiento es más real y más fácilmente aprehensible cuando no se lo damos hecho por anticipado a la persona, sino que ella lo descubre por sí misma.

Muchas terapias actuales se han dado cuenta del enorme interés e importancia que tiene el contacto en los procesos terapéuticos, habiéndose incorporado el cuerpo a la acción como medio imprescindible para la integración. No obstante, así como existen terapias que consideran todo contacto como "acting out", impidiendo toda acción y contacto entre el paciente y el terapeuta, hay otras donde sólo se ocupan del cuerpo, olvidando que el ser humano es una totalidad indivisible, y que el estudio de las partes o el tratamiento separado de las mismas nos puede llevar a conclusiones falsas. Como decía anteriormente, estos enfoques olvidan las interrelaciones que se estable entre las partes que forman una totalidad.

Nosotros pensamos que todo cambio operado en cualquiera de los tres campos de la persona (el social, el psicológico y el corporal) influye en los otros campos, por tratarse los tres de un todo.

En terapia gestáltica, no sólo no evitamos los contactos directos entre pacientes dentro de un mismo grupo, o nuestro propio contacto, sino que los fomentamos, porque creemos que donde se producen la mayoría de las dificultades de los pacientes es en el contacto, y como consecuencia de ello en los intercambios que se producen por defecto o por exceso.

En nuestros grupos, y en los trabajos individuales, utilizamos diversos juegos, ejercicios y experimentos corporales, donde el paciente pone en juego su creatividad, sus inhibiciones, sus conflictos, sus alejamientos, sus rechazos, sus proyecciones y todo su mundo de fantasía, con el fin de explorar su personalidad y sus dificultades para contactar con los demás, y para que descubra cómo y de qué manera se impide a sí mismo satisfacer sus necesidades. Sólo a partir del darse cuenta de qué es lo que interrumpe y cómo lo interrumpe puede cambiar su conducta y aprender nuevas formas de actuar.

Como hemos dicho, en gestalt utilizamos el juego, esa capacidad lúdica que nos permite explorar lo objetivo y lo subjetivo, lo real y lo imaginario, ya que a través de él podemos vernos a nosotros mismos y a los otros.

El juego es un punto intermedio entre el sueño y la vigilia, o entre la realidad y la fantasía, que posee un gran poder transformador y concienciador. A través de él, de su introducción y desarrollo dentro de los grupos, las personas pueden llegar a aprender nuevas formas de conducta temidas anteriormente o desconocidas para ellas. Por eso, nosotros no sólo no evitamos el juego y los contactos personales, sino que los fomentamos y los proponemos cuando la ocasión y el momento así lo aconsejan.

Post Author: Entorno Estudiantil

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