Europa y la expansión del mundo

La época moderna empezó a fines del siglo XV, cuando los europeos se lanzaron a buscar nuevas rutas que les permitieran comprar y vender productos en Oriente, dado que, con la expansión del Imperio otomano y la consecuente caída de Constantinopla (1453) en manos de los turcos, el paso hacia Asia se les había cerrado.

En los siglos XV y XVI, gobernantes, artistas, científicos y comerciantes europeos fueron dejando de lado los valores difundidos por el cristianismo medieval, confiaron cada vez más en su iniciativa personal y valoraron más la vida en la Tierra que en el más allá.

Creyeron al igual que los italianos del Renacimiento en los placeres que proporcionaban las buenas comidas y bebidas, la música y la pintura; en los beneficios que traía consigo la posesión del dinero y los bienes materiales; y en la necesidad de engrandecer su reino favoreciendo su expansión geográfica.

La explotación de los habitantes de las zonas conquistadas –considerados por ellos salvajes o inferiores y de los recursos de ultramar permitieron un progresivo aumento de capitales. En los siglos XVI y XVII, las grandes potencias marítimas europeas (Portugal, España, Holanda, Inglaterra y Francia) se enfrentaron violentamente para dominar los nuevos territorios americanos y la ruta que recorría toda la costa africana en dirección a Asia.

En puntos estratégicos se asentaron colonos que sometieron a agotadores trabajos manuales a las poblaciones nativas y a los esclavos negros. A lo largo y ancho del planeta se establecieron dos tipos de colonias: las de asentamiento, fundadas por emigrantes que abandonaban su lugar de origen, emprendían una nueva vida y trabajaban en ellas, y las comerciales, que sólo establecían bases o factorías para concentrar las materias primas que explotaban las compañías privadas y luego distribuirlas.

De los numerosos productos llegados al Viejo Mundo destacaron las pieles, los cueros, el oro, la plata, el tabaco, las frutas y verduras (en especial el maíz, las judías, el jitomate y la papa), y maderas finas de América; el algodón, la seda, las especias y los perfumes de Asia; el oro, el azúcar y los esclavos de África.

La conquista y colonización del continente americano, el comercio de esclavos africanos, la penetración en la India y el Extremo oriente, así como la exploración del círculo glacial Ártico fueron algunas de las grandes aventuras que terminaron siendo los más exitosos negocios.

Post Author: Entorno Estudiantil

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