Giuseppe Verdi

Giuseppe Verdi (1813-1901) representa una de las dos escuelas operísticas: la alemana y la italiana. Al contrario de la primera, Verdi recoge un estilo y una sensibilidad global repleta de alma, personalidad y nacionalismo, que es la personalización pura de la tradición italiana.

Hijo de un mesonero analfabeto de Parma, Verdi alcanzó el éxito desde muy joven. Cuando tenía 26 años, su primera ópera, Oberto, se representó en La Scala, el teatro más famoso de Milán y el santo grial para los cantantes y compositores italianos. Después de un par de contratiempos, volvió a ganarse el corazón de los milaneses con Nabuco (1842), un relato monumental sobre la invasión de Jerusalén por parte del rey Nabucodonosor.

Durante los ocho años siguientes, Verdi escribió 13 óperas y acumuló una inmensa fortuna. En la década siguiente redujo el ritmo de trabajo, pero escribió algunas de sus obras más conocidas: Rigoletto (1853), Il Trovatore (1853) y La Traviata (1853).

Hasta la entrada en escena de Verdi, Gioacchino Rossini había sido el compositor más laureado de la ópera italiana. Las obras de Rossini eran en su mayoría caprichos alegres con muchos pasajes en los que se resaltaba la voz del solista. Además de Verdi, el canon italiano lo fueron dibujando Vincenzo Bellini, Gaetano Donizetti y otros compositores del canto (canto hermoso), que floreció en la década de 1830.

Verdi escribió óperas rebosantes de melodías con alma e intriga personales impulsadas por el amor, la pérdida y la tragedia, pero que, a pesar de todo, seguían siendo más ligeras que las óperas alemanas. Allí donde Richard Wagner y sus imitadores de la escuela alemana lidiaban con la abstracción y se envolvían en producciones inmensas y ambiciosas, Verdi se centraba en expresiones de emoción realista y Página 490 directa y en personajes de la vida real que abrían sus corazones cantando.

OTROS DATOS DE INTERÉS

1. En un principio a Verdi lo rechazaron en el conservatorio de Milán por «carecer de talento musical». En su lugar tuvo que ir a clases particulares.

2. Durante la lucha por la independencia italiana de Austria, los agítadores realizaron pintadas en las que decían «¡Viva Verdi!» en lugares públicos, utilizando el nombre del compositor como un acrónimo de Vittorio Emanuele, Rey de Italia, una referencia al hombre que se convertiría en el primer monarca de la ítalia unificada.

3. Una de las mayores contribuciones del gran maestro de la ópera italiana fue el barítono verdiano, una tradición de escribir las arias más expresivas para la voz del barítono en lugar de para el tenor, ¡ como se había hecho tradicionalmente.

Post Author: Entorno Estudiantil

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