Hemorragia

La hemorragia, que se define como la extravasación de la sangre de los vasos, puede producirse en diversos contextos. Como se ha comentado antes, la hemorragia capilar puede aparecer en los tejidos con congestión crónica. El riesgo de hemorragia (que con frecuencia se produce tras un traumatismo en apariencia insignificante) aumenta en diversos trastornos clínicos, que se conocen, en conjunto, como diátesis hemorrágicas.

Los traumatismos, la ateroesclerosis o la erosión inflamatoria o neoplásica de un vaso también pueden ser causa de hemorragia, que puede ser extensa cuando el vaso afectado es una vena o arteria de gran calibre. La hemorragia se puede manifestar con distintos aspectos y consecuencias clínicas.

• La hemorragia puede ser externa o acumularse dentro de un tejido en forma de hematoma, cuya importancia varía desde trivial (p. ej., moratón) a mortal (p. ej., hematoma retroperitoneal masivo secundario a la rotura de un aneurisma disecante de aorta). Las hemorragias extensas hacia las cavidades corporales reciben distintos nombres en función de la localización —hemotórax, hemopericardio, hemoperitoneo y hemartros (en las articulaciones). En algunos casos, las hemorragias extensas pueden ocasionar ictericia por la degradación masiva de los eritrocitos y la hemoglobina.

• Las petequias son hemorragias diminutas (1-2mm de diámetro) en la piel, las mucosas o las serosas ; entre las causas destacan un recuento bajo de plaquetas (trombocitopenia), los defectos de la función plaquetaria y la pérdida del soporte de la pared vascular, como sucede en la deficiencia de vitamina C .

• La púrpura es una hemorragia algo más extensa (3-5mm), que se puede deber a los mismos trastornos que producen petequias, como traumatismos, inflamación vascular (vasculitis) y aumento de la fragilidad vascular.

• Las equimosis son hematomas subcutáneos más grandes (1-2 cm) (que de forma coloquial se llaman moratones). Los eritrocitos extravasados se fagocitan y degradan por los macrófagos; los típicos cambios de color del hematoma se deben a la conversión enzimática de la hemoglobina (color rojo-azulado) a bilirrubina (color verde-azulado) y al final hemosiderina (pardo-amarillento). La importancia clínica de cualquier hemorragia depende del volumen de sangre perdido y de la velocidad de la misma. Una pérdida rápida hasta del 20% de la volemia o una pérdida lenta incluso más importante pueden tener poca repercusión en los adultos sanos, mientras que otras pérdidas más importantes pueden ocasionar shock hemorrágico (hipovolémico) (se comenta más adelante).

La localización de la hemorragia también tiene importancia; un sangrado que pudiera resultar trivial en los tejidos subcutáneos puede resultar mortal en el encéfalo . Por último, una pérdida de sangre al exterior crónica o repetida (p. ej., en relación con una úlcera péptica o por el sangrado menstrual) suele ocasionar, finalmente, una anemia por deficiencia de hierro como consecuencia de la pérdida de hierro con la hemoglobina. Por el contrario, el hierro se recicla de forma eficiente a partir de los eritrocitos fagocitados, de forma que una hemorragia interna (p. ej., hematoma) no produce deficiencia de esta sustancia.

Post Author: Entorno Estudiantil

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