La comunicación verbal y no verbal en una presentación

La comunicación verbal

El timbre y el sonido de nuestra propia voz suele resultar extraña cuando la escuchamos grabada. Por eso el emprendedor deberá conocer, controlar y educar su voz. La entonación, el tono, el volumen, el ritmo y la vocalización son aspectos importantes a tener en cuenta para evitar la monotonía de la oratoria.

Para evitar esta situación, se recomiendan los siguientes consejos:

1. Hablar de forma natural, sin forzar acentos o entonaciones que no sean los propios.

2. Articular las palabras con claridad.

3. Evitar el uso de coletillas o tics verbales (“ehh”, “es decir”, “vale”, “esto”…)

4. Controlar la cadencia, hablando a un ritmo más despacio o más rápido, según la actitud del público (por ejemplo, si la presentación se hace después de comer, una cadencia a un ritmo lento puede repercutir negativamente en la atención del auditorio)

5. No empezar las frases con un volumen elevado para ir disminuyéndolo a medida que se avanza en la exposición.

6. Controlar la intensidad vocal, hablando un poco más alto de lo habitual (aunque se use micrófono).

7. Hacer pausas respiratorias de vez en cuando y utilizar los silencios para provocar la reflexión sobre alguna idea. El objetivo en algún caso podría ser provocar alguna pregunta sobre la que el emprendedor ya tiene prepara la respuesta.

8. Jugar con subidas y bajadas de volumen, cambios de ritmo y de tonos de voz para captar la atención y para resaltar las ideas más relevantes.

La comunicación no verbal

A continuación se recogen algunos consejos para controlar el mensaje que transmite el cuerpo durante una presentación pública:

1. Mostrar un gesto amable (cuerpo distensionado, sonrisa, etc.).

2. El movimiento de las manos y los brazos debe estar ensayado y debe servir para enfatizar lo que se está diciendo. Igual que no es recomendable cruzar los brazos o tener las manos en los bolsillos, también hay que controlar el exceso gestual y transmitir naturalidad.

3. Si se cuenta con atril, es recomendable separar las piernas ligeramente (para evitar cansancio) y no ocultar las manos detrás de él.

4. En caso de no contar con atril, se aconseja moverse de forma natural dominando el “espacio escénico”.

5. Se evitará dar la espalda al público. En el caso de que la persona deba girarse para indicar algo en la pantalla, no se perderá el contacto visual con el público de forma continuada. Esto también permitirá comprobar si el público está entendiendo los datos o se requiere profundizar en la información.

6. Aunque la manipulación de objetos sirve para aliviar tensiones, se intentará no jugar con ellos ni caer en tics gestuales.

7. No fijar la mirada en una sola persona o punto del auditorio. La mirada es un medio de conexión entre emisor y receptor, pero debe abarcar a toda la audiencia, cambiando la mirada de una a otra persona.

8. Vestir de forma apropiada para la ocasión. Independientemente del estilo, la persona ha de tener en cuenta el contexto y el perfil de los interlocutores y adaptar el aspecto manteniendo la comodidad y naturalidad.

En el caso de la audiencia, es importante conocer también su comunicación no verbal, porque será un indicador que permitirá al orador ganar confianza en sí mismo o modificar aspectos de la presentación “sobre la marcha”. En todo caso, cabe recordar que el lenguaje corporal está multicondicionado; es decir, los brazos cruzados pueden significar una actitud defensiva o simplemente que la persona es fría (por eso se recomienda buscar información previa sobre los miembros del auditorio). Además de los brazos, la posición del cuerpo o las manos pueden ser indicadores de grados de apertura del interlocutor. Adoptar la misma posición corporal que el orador y asentir moviendo la cabeza son los síntomas más evidentes de alianza con el emprendedor y su exposición. En este caso, se recomienda buscar a estas personas para apoyar en ellas la exposición y ganar así confianza al principio de la exposición (se recuerda que luego es recomendable cambiar la mirada de una a otra persona).

Si se ven signos de apertura, implicación y comportamiento aliado, el emprendedor estará preparado para resistir el turno de preguntas y conseguir objetivos de la exposición. La evidencia de lo contrario indica reservas y puede ser una buena idea tratar de explorar las áreas de resistencia para poder abordarlas (por ejemplo, insistiendo con el contacto visual o profundizando en la explicación cuando se perciban estas evidencias).

Post Author: Entorno Estudiantil

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