historia de la contabilidad

La historia de la contabilidad

La importancia de informar adecuadamente sobre la situación financiera de una empresa viene desde la antigüedad. Investigaciones recientes están demostrando que, antes de conocer la escritura, el hombre tuvo la necesidad de registrar los hechos relativos a su quehacer económico y a sus posesiones, sobre lo que recolectaba, cazaba, elaboraba, consumía; bienes que poseía o almacenaba, los que daba en uso o vendía, bienes que daba en administración, etcétera.

Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma practicaron la contabilidad y es en Roma en donde, a través del uso de dos libros, el Adversaria (caja) y el Codex (cuentas corrientes), se ven indicios del uso de la partida doble.

En 1990 un grupo de arqueólogos e historiadores que ha estudiado documentos de la antigua Mesopotamia afirmó que los primeros documentos escritos que se conocen, millares de tablillas de arcilla con inscripciones en caracteres protocuneiformes elaborados hace más de cinco mil años, «contienen tan solo números y cuentas, sin textos ni palabras». Este hecho hizo concluir a dichos investigadores que la escritura debió de surgir hacia el año 3300 a. C., para satisfacer la necesidad que sentían los antiguos habitantes de Mesopotamia de registrar y dejar constancia de sus cuentas.

«No fue, pues, el deseo de legar a la posterioridad el recuerdo de hazañas guerreras, relatos de héroes o dioses, o de plasmar normas jurídicas para su permanente constancia y cumplimiento, lo que motivó el nacimiento de la escritura como se creía hasta ahora, sino la necesidad de recoger y conservar las cuentas como consecuencia de procesos productivos y administrativos».

El estudio de la contabilidad sobre una base científica tuvo su primera manifestación escrita en los trabajos de Benedetto Cotrugli Rangero, un comerciante, economista, científico, diplomático y humanista nativo de Dalmacia radicado en Nápoles. En 1458 Cotrugli escribió Della Mercatura et el mercante perfetto (Libro de comercio y del comerciante perfecto), en que menciona el uso de la partida doble y tres libros: Cuaderno (Mayor), Giornale (Diario) y Memoriale (Recordatorio).

Posteriormente, en 1494, Luca Paccioli (1445−1517) publicó en Venecia Summa de Arithmetica, Geometría, Proportioni e Proportionalita. En la parte llamada Tractus XI, Paccioli describió los métodos contables empleados por los principales comerciantes venecianos. El autor dedicó, además, parte de sus trabajos a la descripción de otras prácticas comerciales de sus tiempos, como contratos de sociedad, el cobro de intereses y el empleo de las letras de cambio. Se dice que los contadores de esa época usaban o sabían leer la famosa lengua parda o «lengua del diablo», manejada en todos los intercambios en el mercado.

Según Paccioli, las anotaciones en el Libro Diario constan de dos partes claramente diferenciadas: una comenzando con la palabra Por (debe del asiento contable) y la otra con la letra A (haber del asiento contable), antecedente del modelo de asiento contable tradicional.

Estas anotaciones eran efectuadas con las normas de la partida doble, la cual, Paccioli aseguraba, él solo enseñaba, pero que ya se ejecutaba mucho antes por los mercaderes. Los principios de contabilidad que explican lo que es un sistema simple de partida doble sigue «la forma de Venecia» y tienen un objetivo: dar la información necesaria para la toma correcta de decisiones.

La traducción en inglés fue publicada en Londres por Hugh Old Castle, en 1543. Se describe como Un tratado provechoso (A Profitable Treatyce), también denominado El instrumento o libro para aprender el buen orden de llevanza del famoso conocimiento llamado en latín Dare y Habere, es decir, Debe y Haber.

En 1590, se imprime en Madrid, en lengua castellana, el primer estudio formal de contabilidad: Libro de caxa y manual de cuentas de mercaderes y otras personas, con la declaración de ellos, cuyo autor fue Bartolomé Salvador de Solórzano. En 1633, Ludorico Flori, jesuita, escribe Trattato del modo di tenere il libro doppio doméstico, en el cual explica el uso del balance de comprobación y la forma de cerrar los libros, además de analizar el significado y presentación de los estados financieros.

En 1774, Luis de Luque publica en Cádiz un estudio sobre teoría contable: Arte de la partida doble ilustrado. Por esa época se reconoce al contador como la única persona calificada para ejercer dicha actividad. En 1805, Napoleón Bonaparte establece como requisito indispensable que toda persona que quiera practicar la profesión contable deberá pasar por un examen después de haber trabajado por cierto tiempo con un profesional autorizado.

Post Author: Entorno Estudiantil

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