León Tolstói

A pesar de que la historia ha dado grandes novelistas, probablemente ninguno ha sido tan valorado como León Tolstói (1828-1910). La posición que ocupa este maestro ruso entre los lectores y la crítica sólo la supera la veneración que por él sienten los escritores, que siempre lo han contemplado como un genio intocable. Tolstói fue un escritor prolífico, pero se forjó su reputación básicamente gracias a dos grandes obras, Guerra y paz (1865-1869) y Ana Karenina (1875-1877), que se han convertido en arquetipos de la novela moderna. Estas obras maestras del realismo combinan una profundidad sin precedentes en el retrato de los personajes y una penetrante capacidad de observación con un serio interés por la base filosófica del día a día.

Tolstói nació en el seno de una conocida familia de la nobleza rusa; llegó a entrar en la universidad, pero pronto se aburrió y lo dejó antes de conseguir el título. Durante los incansables años siguientes, sirvió en el ejército, abrió una escuela y viajó por toda Europa incapaz de encontrar su lugar en el mundo. En 1862 sentó la cabeza, con un matrimonio infeliz que sin embargo le dio 13 hijos.

Durante la segunda mitad de la década de 1860, Tolstói escribió su primera obra maestra, Guerra y paz. Se trata de una novela extensa, ambientada en las guerras napoleónicas y que culmina con la invasión francesa de Rusia en 1812, el famoso ataque maldito que fue un descalabro debido al duro invierno ruso En la novela se entremezclan la ficción y la realidad, entorno en el que se mueven un amplio abanico de personajes que comparten escenario con Napoleón, el zar Alejandro I y otras figuras de la vida real. Aunque se ha hablado mucho de la enorme extensión de la obra, lo cierto es que se lee rápido gracias a la maestría con que el autor entretejió las historias individuales y los sucesos históricos. Al final, Tolstói llega a la conclusión de que la fuerza que desempeña el papel principal en la forja de la historia es la irracionalidad e impredecibilidad del comportamiento humano.

El tono íntimo de la segunda obra maestra de Tolstói, Ana Karenina, queda patente desde sus legendarias líneas iniciales: «Todas las familias felices se parecen, sólo las infelices lo son cada una a su modo». El personaje que da título a la obra es una mujer inteligente y atractiva en busca del amor romántico que su marido, un entregado pero aburrido funcionario público, es incapaz de proporcionarle.

Tras enamorarse de un encantador oficial militar, Ana abandona a su marido y a su hijo en pos de este amor, pero a cambio sólo recibe el rechazo social por su adulterio. La descripción de Tolstói de los últimos momentos antes del trágico suicidio de la protagonista es una obra maestra del realismo, y se considera uno de los mejores pasajes de la literatura.

OTROS DATOS DE INTERÉS

1. En sus últimos años, Tolstói defendió el pacifismo, la anarquía y el cristianismo devoto. Renunció a las posesiones materiales por completo, precipitando la separación irreconciliable de su esposa.

2. Tenía el título oficial de conde y descendía de un antiguo linaje ruso.

Post Author: Entorno Estudiantil

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