LINGÜÍSTICA HISTÓRICA

Los sociolingüistas estudian la variación contemporánea en el habla: cambio idiomático en progreso. Los lingüistas históricos estudian el cambio en un plazo más largo. Y pueden reconstruir muchas características de idiomas pasados al estudiar las lenguas hijas contemporáneas. Éstas son lenguas que descienden de la misma lengua madre y han cambiado por separado durante cientos o incluso miles de años. A la lengua original de la que divergen se le llama protolengua.

Las lenguas romances como el francés y el español, por ejemplo, son lenguas hijas del latín, su protolengua común. Las lenguas alemana, inglesa, holandesa y escandinava son lenguas hijas del protogermánico. El latín y el protogermánico son lenguas indoeuropeas. Los lingüistas históricos clasifican las lenguas de acuerdo con su grado de relación.

Las lenguas cambian con el tiempo, evolucionan, varían, se expanden y dividen en subgrupos (lenguajes dentro de una taxonomía de lenguas relacionadas, que están más profundamente vinculadas unas con otras). Los dialectos de una sola lengua madre se convierten en lenguas hija distintas, en especial si están aisladas unas de otras.

Algunas de ellas se dividen, y se desarrollan nuevas lenguas “nietas”. Aun cuando las personas permanecen en el hogar ancestral, sus patrones de habla también cambian. El habla del hogar ancestral y en evolución también se considera una lengua hija como las demás. Una relación cercana entre lenguas no necesariamente significa que sus hablantes están vinculados de manera estrecha, ya sea biológica o culturalmente, porque la gente puede adoptar nuevas lenguas.

En las selvas ecuatoriales de África, los cazadores pigmeos desecharon sus lenguas ancestrales y ahora hablan las de los agricultores que migraron al área. Los inmigrantes en Estados Unidos y Canadá hablaban muchas lenguas diferentes al llegar, pero sus descendientes ahora hablan un inglés fluido. El conocimiento de las relaciones lingüísticas con frecuencia es valioso para los antropólogos interesados en la historia, particularmente las que se han desarrollado durante los últimos 5 000 años.

Los rasgos culturales pueden (o no) estar relacionados con la distribución de las familias de lenguas. De la misma manera, los grupos que hablan lenguas relacionadas pueden, o no, compartir más rasgos culturales entre ellos, que aquellos grupos cuya habla deriva de diferentes ancestros lingüísticos. Desde luego, las similitudes culturales no están limitadas a los hablantes de lenguas relacionadas. Incluso los grupos cuyos miembros hablan lenguas no relacionadas tienen contacto mediante el comercio, el matrimonio o la guerra. Las ideas y los inventos se difunden ampliamente entre los grupos humanos.

Muchas palabras del vocabulario inglés provienen del francés. Incluso sin documentación escrita de la influencia francesa después de la conquista normanda de Inglaterra en 1066, la evidencia lingüística en el inglés contemporáneo revelaría un periodo largo e importante de contacto directo con Francia. De igual modo, la evidencia lingüística puede confirmar el contacto cultural y el préstamo cuando falta la historia escrita.

Al considerar cuáles palabras se tomaron prestadas, también se pueden realizar inferencias acerca de la naturaleza del contacto. Pérdida de las lenguas Un aspecto de la historia lingüística es la pérdida de las lenguas. Cuando desaparecen lenguas, también se reduce la diversidad cultural.

De acuerdo con el lingüista K. David Harrison, “cuando perdemos una lengua, perdemos siglos de pensamiento acerca del tiempo, las estaciones, las criaturas marinas, los renos, las flores comestibles, las matemáticas, los paisajes, los mitos, la música, lo desconocido y lo cotidiano” (citado en Maugh, 2007).

El reciente libro de Harrison, When Languages Die (2007), afi rma que cada dos semanas se extingue una lengua indígena, cuando mueren sus últimos hablantes. En los últimos 500 años la diversidad lingüística del mundo se ha reducido a la mitad (medida por el número de lenguas distintas), y se predice que la mitad de las lenguas restantes desaparecerá durante este siglo.

Los idiomas coloniales (por ejemplo, inglés, español, portugués, francés, holandés, ruso) se han expandido a costa de los indígenas. De aproximadamente 7 000 lenguas restantes, alrededor de 20% están en peligro, en comparación con 18% de los mamíferos en peligro de extinción, 8% de las plantas y 5% de las aves (Maugh, 2007).

 Harrison, quien da cátedra en Swarthmore College, es director de investigación para el Living Tongues Institute for Endangered Languages (http://www.livingtonges.org), que trabaja para mantener, preservar y revitalizar las lenguas en peligro mediante proyectos de documentación multimedia. Los investigadores del Instituto usan equipo de audio y video digitales para registrar a los últimos hablantes de las lenguas en peligro de desaparecer.

El Enduring Voices Proyect de National Geographic (http://languagehotspots.org) lucha por conservar las lenguas en peligro al identificar las áreas geográficas con lenguas únicas, pobremente comprendidas y amenazadas, y al documentar dichas lenguas y culturas.

Este sitio web muestras varias zonas de lenguas en peligro, donde la tasa de riesgo varía de bajo a severo. La tasa es alta en el área que abarca Oklahoma, Texas y Nuevo México, donde 40 de las lenguas nativo-americanas están en riesgo.

El mayor problema lo tiene el norte de Australia, donde 153 lenguas aborígenes están en peligro de extinción (Maugh, 2007). Otros puntos conflictivos se ubican en el centro de Sudamérica, el Pacífico noroccidental de América del Norte, y el este de Siberia.

En todas esas áreas las lenguas indígenas han cedido, voluntariamente o mediante coerción, ante una lengua colonial. En el apartado “Valorar el quehacer antropológico” de este capítulo se discute cómo los antropólogos enseñan a los hablantes de lenguas en peligro a preservarlas al escribir sus propias obras creativas usando computadoras.

Post Author: Entorno Estudiantil

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