Manifestaciones del duelo en niños y adolescentes

Igual que ocurre en los adultos, existen unas manifestaciones del duelo infantil que se consideran normales y que se enumeran a continuación:

• Conmoción y confusión al haber perdido a una persona amada.

• Ira por haber sido abandonados y que pueden ponerse de manifiesto en juegos violentos, pesadillas y enfado hacia otros miembros de la familia (dar patadas, por ejemplo).

• Miedo a perder al progenitor que sigue viviendo o ser abandonado por éste.

• Vuelta a etapas anteriores del desarrollo emocional con conductas más infantiles (exigiendo, por ejemplo, más comida, más atención, hablando como un bebé o miedo a la oscuridad).

• Culpabilidad derivada de la dificultad de relación con el fallecido o de la creencia de haber causado su muerte por el mero hecho de haber deseado en algún momento que ya no estuviera o que desapareciera.

• Tristeza por la pérdida, que se puede manifestar con insomnio, anorexia, miedo a estar solo, falta de interés por las cosas que antes les motivaban y disminución acentuada del rendimiento escolar. En los niños predominan las manifestaciones de tipo fisiológico al ser mayor la dificultad para expresar las emociones y los sentimientos, y en los adolescentes es más frecuente el malestar psicológico.

En cualquier caso, en los niños no es demasiado frecuente la tristeza o el abatimiento como en los adultos, sino que las manifestaciones del duelo suelen ser más bien cambios de conducta o de humor, alteraciones en la alimentación y en el sueño, y disminución del rendimiento escolar, como hemos expresado más arriba. En las tablas I y II se expresan las respuestas más frecuentes en los niños .

Los trastornos psicológicos son semejantes a los que ocurren en el duelo de los adultos, quizás con mayor ansiedad en los niños y mayores cambios en sus circunstancias vitales (cambio de domicilio, de colegio, etc).

Tres diferencias con el duelo de los adultos podrían ser: 1. Los niños utilizan más la negación, 2. Mantienen con mayor facilidad la capacidad de disfrutar con situaciones agradables y 3. No pierden la autoestima. En realidad, cuanto menor es el niño, menos posibilidades hay de que el duelo se parezca al de un adulto.

La duración de un duelo normal en los niños puede ser muy variable, de pocos meses a más
de un año. Conviene decir también que la mayoría de los niños que sufren la muerte de un
progenitor superan el duelo sin grandes complicaciones, elaborando la pérdida de manera adecuada.

Post Author: Entorno Estudiantil

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *