Oscar Wilde

El dramaturgo y ensayista irlandés Osear Wilde (1854-1900) fue uno de los genios más agudos de la literatura occidental además de uno de sus personajes más extravagantes. Aunque es conocido por desnudar sin piedad la hipocresía de la sociedad victoriana, también dejó un gran legado a la filosofía del arte y la estética. Además, su entretenida vida personal fue tan fascinante como su obra, y sus excentricidades lo hicieron enormemente famoso en su época.

Nació en Dublín en el seno de una familia culta. Estudió en el Trinity College y en Oxford, donde se especializó en literatura clásica y poesía. En la universidad no tardó en hacerse un nombre como escritor, además de adoptar el afectado comportamiento y el ostentoso modo de vestir que se convertiría en su sello personal. Desde sus primeros días como universitario se sintió fascinado por el concepto del propio arte: qué es, por qué es importante y qué papel debería desempeñar en la vida y en la sociedad. Wilde se identificó con el movimiento estético que floreció en Europa a finales del siglo XIX, y creyó firmemente en el concepto del «arte por el arte» (el arte no necesita ni justificación ni objetivo concreto alguno para existir).

Wilde escribió la mayor parte de sus libros en la última década del siglo durante una fiebre de productividad. Su primera obra fue una novela, El retrato de Dorian Gray (1890), en la que el cuadro de un superficial Joven se va transformando con el paso del tiempo para reflejar su corrupción y vejez. Sin embargo, Wilde es famoso sobre todo por sus obras de teatro, comedias de salón en las que su mordaz ingenio deja en evidencia las actitudes y las costumbres de la sociedad británica opulenta: El abanico de lady Windermere (1892) trata sobre una mujer que chantajea a su yerno; Un marido ideal (1895) tiene también el chantaje como trama, pero esta vez con un funcionario público como protagonista.

Sin embargo, su obra maestra es sin duda La importancia de llamarse Ernesto (1895), un enredo de identidades con dos resbaladizos jóvenes, dos jovencitas y una hilarante y condescendiente dama de la nobleza como protagonistas. Como suele ser habitual en Wilde, la obra está salpicada de secretos y malentendidos; el autor ataca a sus víctimas con una sátira inteligente en lugar de con burlas o insultos.

Los diálogos constituyen una prodigiosa fuente de citas, pues los personajes no cesan de soltar epigramas que son tan ingeniosos como sustanciosos. Al meteórico ascenso de Wilde durante la última década del siglo le siguió una caída estrepitosa. Aunque estaba casado y tenía hijos, no escondía su homosexualidad y en 1895 fue llevado a juicio por mantener una relación «indecente» con el hijo de un miembro de la nobleza. Murió en 1900 tras cumplir una condena de dos años de trabajos forzados que debilitaron su salud de forma considerable prácticamente sin un céntimo.

OTROS DATOS DE INTERÉS

1. Tras una gira de conferencias por Estados Unidos en 1882 que gozó de una inmensa cobertura periodística, Wilde concluyó que ese país «es el único que ha pasado de la barbarie a la decadencia sin pasar por la civilización».

2. Al llegar a Nueva York para iniciar su gira de conferencias, Wilde les dijo a los funcionarios de aduanas: «No tengo nada que declarar salvo mi talento».

Post Author: Entorno Estudiantil

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