TOLERANCIA ÉTNICA Y ACOMODACIÓN

La diversidad étnica se asocia con la interacción y la coexistencia grupal positiva, o en conflicto (que se tratará más adelante). Existen estados o nación en los que múltiples grupos culturales viven juntos en razonable armonía, incluidos algunos países menos desarrollados.

Asimilación

La asimilación describe el proceso de cambio que puede experimentar un grupo étnico minoritario cuando se mueve a un país donde domina otra cultura. Al asimilarse, la minoría adopta los patrones y normas de la cultura anfitriona. Se incorpora en la cultura dominante hasta el punto en que ya no existe más como unidad cultural separada.

Algunos países, como Brasil, experimentaron procesos de asimilación con más facilidad que otros. A finales del siglo XIX, comenzaron a migrar a Brasil alemanes, italianos, japoneses, personas del Medio Oriente y europeos del este. Dichos inmigrantes se asimilaron a una cultura brasileña común, que tiene raíces portuguesas, africanas e indígenas.

Los descendientes de dichos inmigrantes hablan la lengua nacional (portugués) y participan en la cultura nacional. (Durante la Segunda Guerra Mundial, Brasil, que estuvo en el lado aliado, forzó la asimilación al prohibir la instrucción en algún idioma distinto al portugués, especialmente el alemán.)

La sociedad plural La asimilación no es inevitable y puede haber armonía étnica sin ella. Las distinciones étnicas pueden persistir a pesar de generaciones de contacto interétnico. A través de un estudio de tres grupos étnicos en Swat, Pakistán, Fredrik Barth (1958/1968) desafió una antigua creencia de que la interacción siempre conducía a la asimilación.

Él demostró que los grupos étnicos pueden estar en contacto durante generaciones sin asimilarse y pueden vivir en coexistencia pacífica. Barth (1958/1968, p. 324) define a la sociedad plural (una idea que él extendió de Pakistán a todo el Medio Oriente) como aquella que combina contrastes étnicos, especialización ecológica (es decir: uso de diferentes recursos ambientales por cada grupo étnico) y la interdependencia económica entre dichos grupos.

Consideremos su descripción del Medio Oriente en la década de 1950: “El ‘ambiente’ de cualquier grupo étnico no sólo se define por condiciones naturales, sino también por la presencia y las actividades de los otros grupos étnicos de los que depende. Cada grupo explota sólo parte del ambiente total, y deja grandes partes del mismo disponibles para que otros grupos lo exploten.”

La interdependencia ecológica (o, al menos, la falta de competencia) entre grupos étnicos puede basarse en la realización de diferentes actividades en la misma región o en la ocupación a largo plazo de distintas regiones en el mismo estado-nación.

En la visión de Barth, las fronteras étnicas son más estables y duraderas cuando los grupos ocupan diferentes nichos ecológicos, es decir, cuando viven en formas diversas y no compiten. De manera ideal, dependerían de las actividades de unos y otros así como del intercambio mutuo.

Cuando diferentes grupos étnicos explotan el mismo nicho ecológico, el grupo militarmente más poderoso por lo general reemplazará al más débil. Si explotan más o menos el mismo nicho, pero el grupo más débil está más capacitado para usar ambientes marginales, también pueden coexistir (Barth, 1958/1968, p. 331).

Dada la especialización en el nicho, pueden mantenerse las fronteras y la interdependencia étnicas, aunque las características culturales específicas de cada grupo pueden cambiar. Al trasladar el foco del análisis de las culturas individuales o grupos étnicos a las relaciones entre culturas y grupos étnicos, Barth (1958/1968, 1969) legó significativas aportaciones a los estudios étnicos.

Multiculturalismo e identidad étnica

La visión de la diversidad cultural en un país como algo bueno y deseable se llama multiculturalismo (vea Kottak y Kozaitis, 2008). El modelo multicultural se opone al modelo de asimilación. Mientras que en este último se espera que las minorías abandonen sus tradiciones y valores culturales, y los sustituyan con los de la población mayoritaria, la visión multicultural alienta la práctica de las tradiciones culturales-étnicas.

Una sociedad multicultural socializa a los individuos no sólo en la cultura dominante (nacional), sino también en una cultura étnica. Por ende, en Estados Unidos, millones de personas hablan tanto inglés como otra lengua, comen alimentos “estadounidenses” (tartas de manzana, filetes, hamburguesas) al igual que “étnicos”, y celebran fi estas tanto nacionales (4 de julio, Acción de Gracias) como étnico-religiosas.

En Estados Unidos y Canadá, el multiculturalismo crece en importancia, como reflejo de la conciencia del crecimiento dramático en número y tamaño de los grupos étnicos en años recientes. Si esta tendencia continúa, la composición étnica de Estados Unidos cambiará dramáticamente .

Incluso ahora, debido a la inmigración y al crecimiento poblacional diferencial, en muchas áreas urbanas, las minorías superan a los blancos. Por ejemplo, de los 8 085 742 habitantes que vivían en Nueva York en 2003, 27% eran afroamericanos, 27% hispanos, 10% asiáticos y 36% de otros, incluidos blancos no hispanos. En Los Ángeles, con una población de 3 819 951 de habitantes 11% eran afroamericanos, 46% hispanos, 10% asiáticos y 33% otros, incluidos blancos no hispanos (U.S. Census Bureau, 2006).

En octubre de 2006, la población de Estados Unidos alcanzó 300 millones de personas, justo 39 años después de llegar a 200 millones y tras 91 años de alcanzar la marca de 100 millones (en 1915). En los últimos 40 años la composición étnica cambió de manera dramática.

El censo de 1970, el primero en intentar un conteo oficial de hispanos, descubrió que representaban no más de 4.7% de la población estadounidense, en comparación con 14.9% en 2006. El porcentaje de afroamericanos aumentó de 11.1% en 1967 a 13.2% en 2006, mientras que el de los blancos (no hispanos, “anglos”) declinó de 83 a 65.4%.

En 1967, menos de 10 millones de personas en Estados Unidos (el 5% de la población) habían nacido en alguna otra parte, en comparación con más de 36 millones de inmigrantes (12%) en la actualidad (Ohlemacher, 2006). En 1973, 78% de la población escolar en escuelas públicas estadounidenses era blanca, y 22% minoría: afroamericanos, hispanos, asiáticos, isleños del Pacífico y “otros”.

En 2004, sólo 57% de los estudiantes de escuelas públicas eran blancos, y 43% minorías. Si las tendencias actuales continúan, los estudiantes de minorías superarán en número a los estudiantes blancos (no hispanos) hacia 2015, como ya sucede en California, Hawaii, Misisipi, Nuevo México y Texas (Dillon, 2006).

Hace un siglo, la inmigración, principalmente de Europa del sur y del este, tuvo un efecto similar sobre la diversidad en los salones de clases de las ciudades estadounidenses más grandes. Entre 1908 y 1909 un estudio sobre las escuelas públicas estadounidenses reveló que sólo el 42% de los estudiantes urbanos eran nativos, mientras que el 58% eran inmigrantes.

En un contexto muy diferente (multicultural ahora, frente al proceso de asimilación de aquel entonces), los salones de clases estadounidenses de hoy recuperaron la diversidad étnica que mostraron a principio del siglo xx, cuando mi padre y abuelos austrohúngaros de habla alemana inmigraron a Estados Unidos.

Una respuesta a la diversificación y conciencia étnicas ha sido para muchos blancos el reclamo de sus identidades étnicas (italianos, albaneses, serbios, lituanos, etcétera) y la constitución de asociaciones étnicas (clubes, bandas). Algunos de estos grupos son nuevos; otros han existido por décadas, aunque perdieron miembros durante los años de asimilación, de 1920 a 1950.

El multiculturalismo busca formas de comprensión e interacción de la gente que no dependan de la semejanza, sino del respecto por las diferencias. El multiculturalismo subraya la interacción de los grupos étnicos y sus aportaciones al país. Supone que cada grupo tiene algo que ofrecer y aprender de los demás. Muchas fuerzas impulsan a Estados Unidos para alejarse del modelo de asimilación hacia el multiculturalismo.

Primero, el multiculturalismo refleja el hecho de la reciente migración a gran escala, en particular de los “países menos desarrollados” hacia las naciones “desarrolladas” de Norteamérica y Europa occidental. La escala global de la migración moderna introduce una variedad étnica sin paralelo en las naciones anfitrionas.

El multiculturalismo se relaciona con la globalización: las personas usan medios de transporte modernos para migrar a naciones cuyos estilos de vida aprenden a través de los medios de comunicación y de turistas que cada vez más visitan sus propios países.

La migración también se alimenta del rápido crecimiento poblacional, asociado con empleos insuficientes (tanto para personas con estudios como para las que no los tienen) en los países menos desarrollados. Conforme las economías rurales tradicionales declinan o se mecanizan, los granjeros desplazados se trasladan hacia las ciudades, donde, con frecuencia, ellos y sus hijos no encuentran empleos.

Conforme la gente en los países menos desarrollados adquiere mejor educación, busca empleos más calificados. Esperan formar parte de una cultura internacional de consumo que incluye comodidades como refrigeradores, televisores y automóviles (Ahmed, 2004).

En un mundo con creciente migración rural urbana y trasnacional, las identidades étnicas se usan cada vez más para formar organizaciones de autoayuda enfocadas principalmente a mejorar la competitividad económica del grupo (Williams, 1989).

La gente afirma y expresa las identidades étnicas por razones políticas y económicas. Los estudios de Michel Laguerre (1984, 1998) de inmigrantes haitianos a Estados Unidos muestran cómo se movilizan para luchar en contra de la estructura discriminatoria (racista en este caso, pues los haitianos tienden a ser negros) de la sociedad estadounidense.

La etnicidad (su lengua creole haitiana y sus antecedentes culturales comunes) es una base para su movilización. La etnicidad haitiana ayuda a distinguirlos de los afroamericanos y otros grupos étnicos. Ante la globalización, gran parte del mundo, incluido todo el “occidente democrático”, expresa un “renacimiento étnico”.

La renovada autoafirmación de los grupos étnicos que cuentan con mucho tiempo de residencia se extiende a los vascos y catalanes en España, los bretones y corsos en Francia, y los galeses y escoceses en el Reino Unido. En el apartado “Valorar la diversidad” de este capítulo se ejemplifica la situación de los vascos.

Estados Unidos y Canadá cada vez son más multiculturales, y se enfocan en su diversidad interna (vea Laguerre, 1999). Ya no más “crisol de razas”, que se describen mejor como “ensaladas” étnicas (cada ingrediente permanece distinto, aunque en el mismo tazón, con el mismo aderezo).

Post Author: Entorno Estudiantil

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