Virginia Woolf

La novelista y crítica británica Virginia Woolf (1882-1941) fue una de las escritoras de mayor influencia del movimiento modernista. Junto a Joyce, Faulkner y otros revolucionó la novela merced a la introducción de técnicas narrativas y preocupaciones temáticas radicalmente nuevas. La implicación de Woolf en la alta sociedad intelectual inglesa la convirtió, además, en una de las principales figuras culturales de su país.

Woolf provenía de una acomodada familia londinense; se formó a sí misma leyendo en la biblioteca de su padre, un autor y editor cultivado de Cambridge. Tras la muerte de su madre en 1895 comenzó a sufrir depresiones y ataques de nervios que la acompañarían durante el resto de su vida; no obstante, su creación literaria fue prolífica. En 1912 se casó con Leonard Woolf y, junto a él, en 1917, fundó una pequeña editorial desde la que produjo y distribuyó tanto sus obras como las de otros autores.

Juntos, los Woolf desempeñaron un papel activo en la escena intelectual del Londres liberal. Durante décadas se reunieron los jueves por la tarde en la casa de la hermana de Virginia, Vanessa, en el barrio de Blooms-bury, situado en el centro de Londres. Entre los invitados a menudo se encontraban E. M. Forster, Lytton Strachey, John Maynard Keynes, T. S. Eliot, Aldous Huxley y otros. Este grupo de Bloomsbury, como terminaría llamándose, hablaba sobre filosofía, religión, política, estética, sexualidad y literatura.

Al igual que otros muchos autores de la época, Woolf y el grupo de Bloomsbury estaban horrorizados ante la brutalidad de la Primera Guerra Mundial. Llegaron al convencimiento de que los principios de la literatura realista del siglo XIX no eran los más apropiados para describir el mundo que tenían que afrontar tras la guerra. Así, decidieron desarrollar un nuevo marco de referencia para interpretar estos cambios del mundo.

La propia Woolf lideró el movimiento con La señora Dalloway (1925), experimentando con la narración y utilizando el monólogo interior para reflejar los pensamientos del personaje. La simpleza argumental de la novela, en la que se narra cómo una mujer hace los preparativos para una fiesta, es mucho menos importante que el trabajo interior sobre la psique de los personajes. Aunque la narración se adentra y sale de las mentes de los distintos personajes, en escasas ocasiones éstos llegan a conectar de forma significativa o ven reflejados sus pensamientos en la misma página.

A Woolf también le fascinaba la percepción que tenía la gente del fluir del tiempo, desde el presente huidizo hasta las décadas ya pasadas. En la extensa primera parte de su novela Al faro (1927), se centra en todos los pormenores de un único día. En la segunda parte, mucho más breve, se describe el paso de muchos años en unas cuantas páginas. Woolf dio un paso de gigante tanto en la exploración del tiempo como en la del monólogo interior en Las olas (1931), un trabajo experimental que sigue las voces de seis amigos desde la juventud hasta la vejez.

OTROS DATOS DE INTERÉS

1. Al final de sus días, Woolf se sentía incapaz de soportar la carga de su enfermedad mental. En marzo de 1941, tras dejar una nota a su marido, se ahogó en el río Ouse, situado cerca de su casa en Sussex.

Post Author: Entorno Estudiantil

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *