El amor llega cuando la manipulación se detiene; cuando piensas más en la otra persona que en sus reacciones hacia ti. Cuando te atreves a revelarte plenamente. Cuando te atreves a ser vulnerable. – Hermanos Joyce
La manipulación es un comportamiento que todos podemos reconocer como malo cuando se nos hace, pero, si somos perfectamente honestos, ¿quién no se ha involucrado en él a veces? Sin embargo, si esto se convierte en un hábito, tomamos muchos riesgos. Podríamos encontrar nuestras relaciones dañadas. Otras personas podrían no confiar en nosotros. También podemos sentirnos culpables por los medios que utilizamos para lograr nuestros objetivos. Pero, ¿cómo podemos dejar de hacer esto, si a menudo parece funcionar? Vamos a averiguarlo.
Concéntrate en la otra persona
Usamos la manipulación cuando queremos lograr algo por nosotros mismos. Un buen primer paso es recordar centrarse en la otra persona. ¿Qué esperan lograr? ¿Qué buscan en nuestra interacción? ¿Quiero lo mejor para ellos y para mí? ¿Cómo se sentirán si saben que estoy tratando de manipularlos?
Concéntrate en empatizar con la otra persona y trata de entender su perspectiva, incluso cuando no te atraiga. Puede ser un desafío entender a alguien diferente a ti, pero también un desafío muy satisfactorio una vez que aprendes a hacerlo. Centrar a la otra persona.
Escucha con eficacia
A veces, manipulamos porque queremos obtener lo que queremos. Pero a menudo, los intereses que tenemos no son tan opuestos a los de la otra persona como parecerían a primera vista. Para saber esto, necesitas escuchar.
A menudo, en nuestras interacciones nos centramos demasiado en nosotros mismos, en lo que diremos. Pero escuchar a la otra persona puede ayudarnos a identificar lo que quiere y lo que realmente está tratando de comunicar. Aquí, podemos ver muchas oportunidades para obtener un acuerdo mutuamente beneficioso y también escuchar las verdaderas necesidades de la persona y luego comunicarnos desde una posición de querer ayudarla, comprenderla.
Sé auténtico
La manipulación es una herramienta que usamos porque no queremos decir lo que queremos o necesitamos directamente. Pero a menudo, es mucho más fácil hacer esto. Es más fácil decirle a alguien lo que quieres para tu cumpleaños que enviarle pistas. Aumenta las posibilidades de que obtengamos lo que queremos y muchas veces es menos esfuerzo, aunque, por supuesto, uno no debe olvidarse de ser educado.
Cuando aprendemos a ser auténticos, nos mostramos como realmente somos. En lugar de la manipulación, que puede dividir a las personas, la comunicación auténtica puede ayudarnos a conectarnos profundamente con los demás. Intenta pedir lo que quieres y necesitas y ve cómo responden los que te rodean.
Pedir perdón
Nadie es perfecto, y podrías equivocarte. Está bien hablar más tarde con la persona y decirle que lamentas haberte comunicado de cierta manera. Si te encuentras cayendo mucho en las mismas trampas, puedes intentar anticiparlas y demostrar que eres consciente de tus patrones y trabajar para cambiarlos.
Si bien puede parecer incómodo reconocer que eres solapado, tiende a ser obvio para la otra persona de cualquier manera. Intente detenerse y usar un método diferente, y pida perdón si es necesario.
Evita a las personas manipuladoras
Es más difícil dejar de lado un hábito que otros a nuestro alrededor practican. Un buen consejo es saber que las personas que usan la manipulación a menudo pueden ser menos buenas para nosotros. Si podemos identificar relaciones tóxicas o simplemente desagradables donde otras personas usan la manipulación, podemos aprender a reducir el contacto. Si esa no es una opción, aprende a señalar las tácticas que la otra persona está usando, incluso si es solo como una nota para ti mismo.
Usamos la manipulación cuando no nos sentimos bien pidiendo algo directamente. Pero a menudo está bien. Puede ser saludable pedir atención, apoyo, ayuda o incluso un cumplido. Aprender por qué sentimos que no podemos preguntar es a menudo una gran estrategia para superar la tendencia a manipular. Pero también necesitamos trabajar en nuestra comunicación para evitar patrones arraigados y construir un diálogo más auténtico con las personas que nos rodean.