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Teoría de la Activación Conductual

La activación conductual es un desarrollo a partir de la programación de actividades, que es un componente de la terapia cognitiva. Desarrollada por Martell et al (2001), posee dos propósitos principales: el uso de las actividades evitadas como guía para la programación de actividades y el análisis funcional de los procesos cognitivos implicados en esta evitación. Una versión más sencilla de programación de actividades sin análisis funcional de los procesos cognitivos se describe en Hopko et al (2003b).

La activación conductual se funda en la teoría del aprendizaje y el funcionalismo contextual. No se trata de solo programar eventos placenteros o satisfactorios (como en el primer estadio de la terapia cognitiva). No se enfoca en una causa interna de la depresión como los pensamientos, los conflictos internos o la disfunción serotonérgica. El enfoque recae en el evento completo y en las variables que pueden influenciar la ocurrencia de respuestas no útiles (tanto conductas abiertas como procesos cognitivos). La contextualización implica un enfoque pragmático, mirando a lo que predice y mantiene las respuestas no útiles que son diversos reforzadores que impiden que la persona alcance sus metas.

Durante las primeras sesiones, la teoría tras la terapia se delinea claramente ante el paciente. El terapeuta ofrece explicaciones positivas para los síntomas del paciente y busca feedback para ilustrar cómo es que las soluciones del paciente son el problema, manteniendo su malestar e incapacidad. Por ejemplo, a un paciente se le puede decir que su depresión es bastante entendible dado el contexto en el que se encuentra (quizá en una relación conflictiva o lamentando una terrible pérdida). La experiencia de la depresión se considera como consecuencia de estar evitando o escapando de sensaciones y pensamientos aversivos (llamada ‘evitación experencial’). Se enfatiza que esto, también, es enteramente comprensible como una respuesta natural.

Conforme progresa la terapia, se le enseña a los pacientes cómo analizar las consecuencias no intencionales de su forma de responder, incluyendo la inactividad y la rumiación (e.g. buscar explicaciones de lo que le haya sucedido en el pasado o intentar resolver problemas irresolubles). Se les muestra que sus formas de encarar su situación es lo que los hace recogerse y evitar tanto sus actividades normales pomo la interacción social. Esto a su vez lleva a una depresión más profunda, a mayor rumiación y a perderse experiencias de la vida que normalmente producen satisfacción o placer. Más aún, la forma en que actúan afecta su ambiente y a otras personas de una manera que puede agravar su depresión.

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