Vivimos en una cultura obsesionada con la belleza. Películas, programas, influencers y otros medios de comunicación impulsan constantemente la idea de que debemos vernos bien y que debemos buscar la belleza en nuestras parejas.
Pero, ¿qué es la belleza? ¿Cómo lo define? ¿Qué te parece hermoso?
La idea de belleza externa tiende a ser muy superficial. Una persona que sabemos que es cruel y dura puede ser atractiva, pero no la describiríamos ni la veríamos como hermosa.
Incluso con el mejor maquillaje o filtros de Photoshop, los looks externos no son suficientes para hacer que alguien sea realmente hermoso.
La verdadera belleza no se trata de apariencia, color de ojos, cabello, piel, ropa, accesorios, maquillaje, peso y todas esas cosas que la sociedad nos enseña a valorar y perseguir.
La belleza es algo interno.
Una persona que está ahí para ti cuando estás deprimido, alguien que es amable, alguien que es inteligente y virtuoso y que da es mucho más hermoso, y ese tipo de belleza durará mucho tiempo, toda su vida.
No importa lo bien que cuidemos nuestra apariencia, se desvanecerán y cambiarán con el tiempo. Pueden verse afectados por una enfermedad o un accidente o simplemente por la edad. No son duraderos ni tienen un propósito profundo. Sin embargo, lo que hay dentro es.
La belleza se basa en la empatía, la comprensión de los demás y ser bueno con ellos. Se trata de ser buenos con nosotros mismos también y practicar la compasión.
La belleza es tener autoconciencia y estar dispuestos a admitir cuando estamos equivocados. Se trata de ser generoso y dar, tanto emocionalmente como en el sentido material.
Vivimos en una cultura que asocia constantemente ser guapo y ser hermoso. Pero los dos no son lo mismo.
Preocuparse por tu apariencia no es malo, en sí mismo. El problema viene cuando nos preocupamos por nuestra apariencia y la de los demás a expensas de todo lo demás: amabilidad, dignidad y más.
Las miradas son superficiales y nos dicen poco sobre la persona.
Sin embargo, es la belleza interna lo que importa y lo que nos permite vivir vidas verdaderamente buenas.
