ANTROPOLOGÍA URBANA

Alan y Josephine Smart (2003) han señalado que las ciudades desde hace mucho tiempo están influenciadas por fuerzas globales, incluidos el capitalismo mundial y el colonialismo. Sin embargo, los roles de las urbes en el sistema mundial cambiaron recientemente como resultado de la nueva compresión sobre el espacio-tiempo derivada de los modernos sistemas de transportación y comunicación. Esto es: todo parece más cercano hoy, porque el contacto y el movimiento son mucho más sencillos.

En el contexto de la globalización contemporánea, los medios masivos pueden volverse tan importantes como los factores locales en la guía de las rutinas diarias, los sueños y las aspiraciones. La gente vive en lugares particulares, pero sus imaginaciones y vínculos no tienen que estar confinados localmente (Appadurai, 1996).

La gente migra a ciudades en parte por razones económicas, pero también para estar donde se encuentra la acción. Las personas buscan experiencias que sólo están disponibles en las ciudades, como el teatro en vivo o las calles bulliciosas. Los brasileños rurales usualmente citan el movimiento y la excitación urbanos como algo que es necesario valorar.

Los migrantes internacionales tienden a asentarse en las ciudades más grandes en las que ocurren más cosas. Por ejemplo, en Canadá, que, después de Australia, tiene el porcentaje más alto de población nacida en el extranjero, 71.2% de los inmigrantes se asientan en Toronto, Vancouver o Montreal. Casi la mitad de los ciudadanos de Toronto nacieron fuera de Canadá (Smart y Smart, 2003).

 Desde la Revolución Industrial, el porcentaje de la población mundial que vive en las ciudades aumentó como nunca. Tan sólo en 1800, alrededor de 3% de la gente radicaba en ciudades, en comparación con 13% en 1900, más de 40% en 1980, y aproximadamente 50% en la actualidad (vea Smart y Smart, 2003). Los países más desarrollados estaban 76% más urbanizados en 1999, en comparación con 39% de los menos desarrollados. No obstante, la tasa de crecimiento de urbanización es mucho más rápida en estos últimos (Smart y Smart, 2003).

En 1900 el mundo sólo tenía 16 ciudades con más de un millón de personas, pero en 2005 ya había 314 millones. Para el 2025, 60% de la población global será urbana (Butler, 2005; Stevens, 1992). Aproximadamente mil millones de personas, un sexto de la población mundial, vive en barrios bajos urbanos, principalmente sin agua, insalubres, sin servicios públicos ni seguridad legal (Vidal, 2003).

De continuar las tendencias actuales, el aumento de la población urbana y la concentración de personas en los barrios bajos estarán acompañados por crecientes tasas de criminalidad, junto con la contaminación del agua, el aire y por ruido. Dichos problemas serán más severos en los países menos desarrollados. Conforme la industrialización y la urbanización se dispersan por todo el globo, los antropólogos estudian cada vez más dichos procesos y los problemas sociales que crean.

La antropología urbana, que tiene dimensiones tanto teóricas (investigación básica) como aplicadas, es el estudio transcultural y etnográfico de la urbanización global y la vida en las ciudades (vea Aoyagi, Nas y Traphagan, 1998; Gmelch y Zenner, 2002; Smart y Smart, 2003; Stevenson, 2003).

Estados Unidos y Canadá se han convertido en lugares populares para la investigación antropológica urbana sobre todo en temas como inmigración, etnicidad, pobreza, clase y violencia urbana (Mullings, 1987; Vigil, 2003).

Urbano frente a rural

Al reconocer que una ciudad presenta un contexto social muy diferente al de una aldea tribal o de campesinos, uno de los primeros estudiosos de la urbanización, el antropólogo Robert Redfield, se centró en los contrastes entre las vidas rural y urbana. Él comparó las comunidades rurales, cuyas relaciones sociales se dan sobre una base cara a cara, con las ciudades, donde lo impersonal caracteriza a muchos aspectos de la vida.

Redfield (1941) propuso que la urbanización se estudiara a lo largo de un continuo rural-urbano. Describió las diferencias en valores y relaciones sociales en cuatro sitios que abarcaban tal continuo. En la península de Yucatán, en México, Redfield comparó una aislada comunidad indígena de habla maya, un poblado campesino rural, una pequeña ciudad provincial y una gran capital.

Varios estudios en África (Little, 1971) y Asia estuvieron influenciados por la visión de Redfield de que las ciudades son centros a través de los cuales las innovaciones culturales se dispersan hacia las áreas rurales y tribales. En cualquier nación, lo urbano y lo rural representan diferentes sistemas sociales. Sin embargo, la difusión o el préstamo cultural ocurren conforme las personas, los productos, las imágenes y los mensajes se mueven de uno al otro ambiente.

Los migrantes llevan las prácticas y creencias rurales a las ciudades y conducen patrones urbanos de vuelta al hogar. Las experiencias y formas sociales del área rural afectan la adaptación a la vida en la ciudad. Los citadinos también desarrollan nuevas instituciones para satisfacer necesidades urbanas específicas (Mitchell, 1966).

Un enfoque de la antropología aplicada a la planificación urbana identifica grupos sociales clave en el contexto urbano. Después de señalar dichos grupos, el antropólogo puede evocar sus deseos de cambio, comunicar dichas necesidades a agencias de financiamiento y trabajar con agencias y personas locales para realizar dichas metas.

En África, los grupos importantes son asociaciones étnicas, grupos ocupacionales, clubes sociales, grupos religiosos y sociedades funerarias. Mediante la membresía a tales grupos, los africanos urbanos mantienen amplias redes de contactos personales y de apoyo (Banton, 1957; Little, 1965). Esos grupos también tienen vínculos con sus parientes rurales, a quienes proporcionan apoyo financiero y alojamiento urbano.

En ocasiones, tales grupos se ven a sí mismos como un gigantesco grupo de parentesco, un clan que incluye miembros urbanos y rurales. Los miembros pueden llamarse mutuamente “hermano” y “hermana”.

Como en una familia extensa, los miembros ricos ayudan a sus parientes pobres. El comportamiento impropio de un miembro puede conducir a la expulsión, un destino infeliz para un migrante en una gran ciudad étnicamente heterogénea.

El antropólogo urbano puede ejercer un rol para ayudar a grupos sociales relevantes a lidiar con instituciones de una ciudad, como los servicios legales y sociales, con los que los migrantes recientes pueden no estar familiarizados.

En ciertas ciudades estadounidenses, como en África, las asociaciones étnicas basadas en el parentesco son grupos urbanos relevantes. Un ejemplo proviene de Los Ángeles, que tiene la mayor comunidad inmigrante samoana (más de 12 000 personas) en Estados Unidos.

Post Author: Entorno Estudiantil

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