La nutrición del Cuerpo Humano: digestión y circulación de los nutrientes

Todos los seres vivos necesitan alimentarse para obtener la materia y la energía que emplean para vivir. Por medio de la nutrición, obtienen materia y la integran a las células con el fin de reponer las partes que se van perdiendo y desgastando.

Parte de esa materia es utilizada como energía, fundamental para mantener la intensa actividad del organismo. Otra parte queda como material de reserva (energía almacenada).

La nutrición comprende:

  1. La digestión de los nutrientes.
  2. La circulación de éstos hacia cada una de las células del cuerpo.
  3. La respiración, por medio de la cual se obtiene el oxígeno, que libera la energía que contienen.
  4. La excreción, por la cual se desecha lo que no es utilizado por el cuerpo.

La digestión de los nutrientes

Los seres humanos, como todos los animales, poseen un sistema especializado por medio del cual las sustancias alimenticias son transformadas completamente para ser asimiladas por todas las células. Este proceso se llama digestión.

Si tuviéramos la posibilidad de seguir el camino de nuestros alimentos, nos sorprenderíamos por la manera en que son reducidos hasta ser transformados en moléculas que pasan del intestino delgado a la sangre, y de allí a las células del cuerpo. Pero la transformación no termina en las células. Por el contrario, éstas son fábricas en miniatura donde se procesan las sustancias recibidas para obtener energía o materia para construir aquella que se pierde.

La circulación de los nutrientes

Para transportar las sustancias útiles desde el sistema digestivo hasta las células, contamos con el sistema circulatorio, que consta de una bomba, el corazón y tubos cerrados (arterias, venas y capilares) por donde circula la sangre.

Los nutrientes transformados por el sistema digestivo se encuentran disueltos en la sangre o están ligados a proteínas transportadoras. Pero la sangre transporta, además, el oxígeno, sustancia que el organismo utiliza para oxidar los nutrientes y obtener la energía vital. Y lleva los residuos de las reacciones metabólicas de las células hacia los pulmones, donde son eliminados cuando exhalamos aire, y hacia los riñones (donde se forma la orina). Otra de sus funciones es conducir elementos de defensa.

La respiración

Es un proceso que culmina con la oxidorreducción, proceso que se produce en el interior de las células. Para llegar a esa instancia, el cuerpo posee un sistema de órganos: el sistema respiratorio.

Gracias a él obtenemos el oxígeno, llave de la energía, y eliminamos desechos producidos por la oxidorreducción: dióxido de carbono y vapor de agua.

Existe una relación muy íntima entre los sistemas circulatorio y respiratorio. En los alvéolos pulmonares, rodeados por capilares sanguíneos, se realiza el intercambio gaseoso: el oxígeno pasa de los alvéolos a la sangre, que lo transporta a las células, y el dióxido de carbono y el vapor de agua pasan de la sangre a los alvéolos pulmonares, para ser eliminados durante la espiración.

La excreción

La célula puede ser comparada con una pequeña fábrica, donde se obtienen productos y, como resultado de la actividad, se producen desechos. Como todo desecho es tóxico para el organismo, debe ser expulsado hacia el exterior.

Para ello, el cuerpo cuenta con un sistema excretor, cuyos órganos principales son los riñones. Dentro de ellos, se reciclan algunos desechos para volver a ser utilizados, y los que no pueden ser aprovechados forman la orina, que
eliminamos durante la micción.

 

Post Author: Entorno Estudiantil

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