RAÍCES DE LOS CONFLICTOS ÉTNICOS

La etnicidad, basada en las similitudes y diferencias culturales percibidas en una sociedad o nación, puede expresarse en multiculturalismo pacífico o en discriminación o confrontación interétnica violenta. La cultura puede ser tanto adaptativa como inadaptada. La percepción de las diferencias culturales puede generar efectos desastrosos sobre la interacción social.

Las raíces de la diferenciación étnica, y por tanto, potencialmente, de conflictos étnicos, pueden ser políticas, económicas, religiosas, lingüísticas, culturales o raciales (vea Kuper, 2006). ¿Por qué las diferencias étnicas con frecuencia conducen al conflicto y a la violencia? Las causas incluyen un sentido de injusticia debido a la mala distribución de los recursos, la competencia económica o política, y la reacción a la discriminación, el prejuicio y otras expresiones de identidad devaluada (vea Friedman, 2003; Ryan, 1990, p. XXVII).

En Irak, bajo el mando del dictador Saddam Hussein, el grupo musulmán sunita discriminó a chiitas y kurdos. Los sunitas, siendo una minoría numérica dentro de la población iraquí, gozaban de un privilegiado acceso al poder, prestigio y posición. Después de las elecciones de 2005, los chiitas consiguieron el control político.

A partir de la “violencia sectaria” (conflictos entre sectas de la misma religión) se desarrolló una guerra civil, entre sunitas y chiitas (y sus defensores extranjeros, entre éstos Estados Unidos) contra el nuevo gobierno. La guerra civil fue evidente hacia 2006. Los chiitas tomaron represalias contra los ataques sunitas, por su historia de privilegios, ante la discriminación sufrida.

Las milicias chiitas realizaban limpiezas étnicas (sectarias) por cuenta propia. La situación sigue sin resolverse al momento de escribir este libro. Prejuicio y discriminación Los conflictos étnicos con frecuencia surgen como reacción al prejuicio (actitudes y juicios) o la discriminación (acción).

El prejuicio significa devaluar (despreciar) a un grupo debido a su supuesto comportamiento, valores, capacidades o atributos. Las personas manifiestan prejuicios cuando tienen estereotipos acerca de los grupos y los aplican a individuos. (Los estereotipos son ideas fijas, con frecuencia desfavorables, acerca de cómo son los miembros de un grupo.)

Las personas con prejuicios suponen que los miembros del grupo actuarán como se “supone actúan” (de acuerdo con el estereotipo) e interpretan un amplio rango de comportamientos individuales como evidencia del estereotipo. Usan este comportamiento para confirmar su estereotipo (y baja opinión) acerca del grupo.

La discriminación se refiere a las políticas y prácticas que dañan a un grupo y a sus miembros. La discriminación puede ser de facto (practicada, mas no legalmente sancionada) o de jure (tipificada en la ley). Un ejemplo de la discriminación de facto es el trato más severo que las minorías estadounidenses (comparadas con otros estadounidenses) tienden a recibir de la policía y del sistema judicial. Este trato desigual no es legal, pero ocurre de cualquier forma.

La segregación en el sur de Estados Unidos y el apartheid en Sudáfrica proporcionan dos ejemplos de la discriminación legal o de estado, que ya no existen más. En ambos sistemas, por ley, negros y blancos poseían diferentes derechos y privilegios. Su interacción social (“mezcla”) estaba legalmente restringida.

Piezas faltantes en el mosaico multicultural

Aunque el modelo multicultural es cada vez más prominente en Estados Unidos, la competencia y los conflictos étnicos también son evidentes. Existe conflicto entre los recién llegados, por ejemplo, centroamericanos y coreanos, y grupos étnicos establecidos desde hace más tiempo, como los afroamericanos.

El antagonismo étnico hizo erupción en la zona centro-sur de Los Ángeles, la primavera de 1992, en los disturbios que siguieron a la absolución de cuatro oficiales de policía blancos que fueron juzgados por la golpiza videograbada de Rodney King (vea Abelmann y Lie, 1995). Afroamericanos furiosos atacaron a blancos, coreanos y latinos.

Esta violencia expresó la frustración que sentían los primeros acerca de sus esperanzas en una sociedad cada vez más multicultural. Una encuesta de New York Times CBS News realizada el 8 de mayo de 1992, justo después de los disturbios en Los Ángeles, descubrió que los afroamericanos enfrentaban un panorama más sombrío que los blancos acerca de los efectos de la inmigración en sus vidas.

Sólo el 23% de los primeros creía que tenía más oportunidades que los recién inmigrados, en comparación con el doble de muchos blancos (Toner, 1992). Las tiendas coreanas fueron duramente golpeadas durante los disturbios de 1992, y más de un tercio de los negocios destruidos eran propiedad de latinos.

Una tercera parte de quienes murieron en los disturbios fueron latinos. Estos migrantes principalmente recientes carecían de raíces profundas en el vecindario y, como hispanohablantes, enfrentaban barreras idiomáticas (Newman, 1992).

Muchos coreanos también tenían problemas con el inglés. Los coreanos entrevistados en el Nightline de ABC, el 6 de mayo de 1992, reconocieron que los afroamericanos estaban resentidos con ellos y los consideraban poco amistosos. Un hombre explicó: “no es parte de nuestra cultura sonreír”.

Los afroamericanos entrevistados en el mismo programa se quejaron de la poca simpatía de los coreanos. “Vienen a nuestros vecindarios y nos tratan como basura.” Estos comentarios sugieren una limitación de la perspectiva multicultural: los grupos étnicos (aquí, afroamericanos) esperan que los otros en el mismo estado-nación se asimilen en cierta medida a una cultura compartida (nacional).

Los comentarios de los afroamericanos invocaban un sistema de valores estadounidense general, que incluye simpatía, apertura, respeto mutuo, participación comunitaria y “juego limpio”. Los afroamericanos de Los Ángeles querían que sus vecinos coreanos actuaran más como lo hace el estadounidense común y como buenos vecinos.

Secuelas de la opresión

El genocidio, la asimilación forzada, el etnocidio y el colonialismo cultural son formas de discriminación que fomentan los conflictos étnicos. La forma más extrema de discriminación étnica es el genocidio, la eliminación deliberada de un grupo (como los judíos en la Alemania nazi, los musulmanes en Bosnia, o los tutsi en Ruanda) mediante asesinatos masivos.

Un grupo dominante puede intentar destruir las culturas de ciertos grupos étnicos (etnocidio) o forzarlos a adoptar la cultura dominante (asimilación forzada). Muchos países penalizan o prohíben el idioma y las costumbres de un grupo étnico (incluidas sus prácticas religiosas). Un ejemplo de asimilación forzada es la campaña anti-vasca que el dictador Francisco Franco (que gobernó entre 1936 y 1975) emprendió en España.

Franco prohibió libros, revistas, periódicos, carteles, sermones y lápidas vascos, e impuso multas por usar el euskera en las escuelas. Sus políticas condujeron a la formación de un grupo terrorista vasco y fomentaron un fuerte sentimiento nacionalista en la región vasca (Ryan, 1990).

Una política de expulsión étnica implica movilizar a los grupos culturalmente diferentes a otro país. Existen muchos ejemplos, entre éstos Bosnia-Herzegovina en 1990. Por su parte, en 1972 Uganda expulsó a 74 000 asiáticos.

Hoy en día los partidos neofascistas de Europa occidental abogan por la repatriación (expulsión) de trabajadores inmigrantes (indios occidentales en Inglaterra, argelinos en Francia y turcos en Alemania; vea Friedman, 2003; Ryan, 1990, p. 9). Una política de expulsión genera diversos tipos de refugiados, personas que fueron forzadas (refugiados involuntarios) o eligieron huir de un país para escapar de la persecución o la guerra (refugiados voluntarios).

En muchos países, la construcción de la nación colonial dejó huellas de hostilidad étnicas. Por ejemplo, durante la violenta división del subcontinente indio, un millón de hindúes y musulmanes fueron asesinados; en Palestina, los problemas entre árabes y judíos comenzaron durante el mandato británico.

El multiculturalismo se desarrolló en Estados Unidos y Canadá, pero no sucedió así en la ex Unión Soviética, donde grupos étnicos (nacionalidades) anhelan sus propios estados-nación. El surgimiento de sentimientos y conflictos étnicos mientras se desintegraba el imperio soviético, ilustra el hecho de que años de represión política e ideológica no es base suficiente para promover una unidad duradera.

El colonialismo cultural se refiere al dominio interno que ejerce un grupo y su cultura o ideología sobre otros. Un ejemplo es el dominio del ex imperio soviético y la ideología comunista sobre las personas, enfocados en el idioma y la cultura rusos. La cultura dominante se erige a sí misma como la oficial. Esto se refleja en las escuelas, los medios de comunicación y la interacción pública.

Bajo el dominio soviético, las minorías étnicas tenían pocas posibilidades de autogobierno en las repúblicas y regiones controladas por Moscú. A través del “internacionalismo socialista” se reunió y unificó a todas las repúblicas y sus habitantes. Una práctica común del colonialismo cultural es incorporar a miembros del grupo étnico dominante en las áreas étnicas.

Por tanto, en la ex Unión Soviética se envió a colonialistas rusos étnicos a muchas áreas, para reducir la cohesión y el poder de los habitantes locales. La Comunidad de Estados Independientes (CEI), fundada en 1991 y con ofi cinas centrales en Minsk, Bielorrusia, es lo que queda de la una vez poderosa Unión Soviética (vea Yurchak, 2005).

En Rusia y otras naciones ex soviéticas los grupos étnicos (nacionalidades) anhelan, y siguen buscando, constituir estados-nación separados y viables, con base en fronteras culturales. La celebración de la autonomía étnica es parte de un florecimiento étnico, que así como la globalización y el transnacionalismo, son tendencias relevantes de finales del siglo xx y del XXI.

Post Author: Entorno Estudiantil

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