SOCIOLINGÜÍSTICA

Ningún lenguaje es un sistema uniforme en el que todos hablan igual. El desempeño lingüístico (lo que la gente dice realmente) es la preocupación de la sociolingüística. El campo de la sociolingüística investiga las relaciones entre la variación social y la lingüística, o el idioma en su contexto social (Eckert y Rickford, eds., 2001).

¿Cómo usan diferentes personas un lenguaje dado? ¿Cómo se correlacionan las características lingüísticas con la estratificación social, incluidas las diferencias de clase, de etnia y de género? (Tannen, 1990; Tannen, ed., 1993). ¿Cómo se usa el lenguaje para expresar, reforzar o resistirse al poder? (Geis, 1987; Thomas, 1999).

Los sociolingüistas no niegan que la gente que habla un idioma dado comparta el conocimiento de sus reglas básicas. Tal conocimiento común es la base de la comunicación mutuamente inteligible. Sin embargo, los sociolingüistas se enfocan en las características que varían de manera sistemática con la posición y la situación sociales.

Para estudiar la variación, los sociolingüistas realizan trabajo de campo. Deben observar, defi nir y medir el uso variable del idioma en situaciones del mundo real. Para mostrar que las características lingüísticas se correlacionan con diferencias sociales, económicas y políticas, también deben medirse los atributos sociales de los hablantes y relacionarlos con el habla (Fasold, 1990; Labov, 1972a; Trudgill, 2000).

La variación de un idioma en un momento dado es un cambio histórico en progreso. Las mismas fuerzas que, al trabajar de manera gradual, han producido cambios lingüísticos a gran escala a través de los siglos, todavía siguen funcionando en la actualidad. El cambio lingüístico no ocurre en el vacío, sino en sociedad. Cuando nuevas formas de hablar se asocian con factores sociales, se imitan y se propagan. De esta forma cambia un idioma.

Diversidad lingüística

Como un ejemplo de la variación lingüística que se encuentra en todas las naciones, considere a Estados Unidos contemporáneo. La diversidad étnica se revela por el hecho de que millones de estadounidenses aprenden primero idiomas distintos del inglés. El español es el más común. La mayoría de dichas personas eventualmente se vuelven bilingües, y adoptan el inglés como segunda lengua.

En muchas naciones multilingües (incluidas las colonizadas), la gente usa dos idiomas en diferentes ocasiones: una en la casa, por ejemplo, y la otra en el trabajo o en público. El recuadro “Valorar la diversidad” de este capítulo se enfoca en India, una nación multilingüe que fue colonizada. Sólo alrededor de un diez por ciento de la población de India habla inglés, el idioma colonial.

En ciertas partes de Europa, la gente regularmente cambia de dialectos. Este fenómeno, conocido como diglosia, aplica variantes “alta” y “baja” del mismo idioma, por ejemplo, en alemán y flamenco (que se habla en Bélgica). La gente emplea la variante “alta” en universidades, al escribir, en sus profesiones y en los medios de comunicación. Y usa la variante “baja” para conversaciones ordinarias con los miembros de la familia y amigos.

Tal como las situaciones sociales influyen el habla, lo mismo ocurre con las diferencias geográficas, culturales y socioeconómicas. Muchos dialectos coexisten en Estados Unidos con el inglés estadounidense estándar (SE, por sus siglas en inglés).

El SE en sí es un dialecto que difiere, por decir, del “inglés BBC”, que es el dialecto preferido en Gran Bretaña. De acuerdo con el principio de relatividad lingüística, todos los dialectos son igualmente efectivos como sistemas de comunicación, que es la tarea principal del lenguaje. La tendencia a pensar en dialectos particulares como más ordinarios o sofisticados que otros es un juicio social más que lingüístico.

Consideramos ciertos patrones de habla, como mejores o peores, porque se les asocia con ciertos grupos que los utilizan, los cuales también son clasificados de determinada forma. La gente que en inglés dice dese, dem y dere en lugar de these, them y there se comunica perfectamente bien con cualquiera que reconozca el sonido d, ya que sistemáticamente sustituyen el sonido th en su habla. Sin embargo, esta forma de habla se ha vuelto indicio de baja clasificación social. Se le llama, como al uso de ain’t (en lugar de I’m not), “habla inculta”. El uso de dem, dese y dere es una de muchas diferencias fonológicas que identifi – can los estadounidenses y que menosprecian.

Contrastes del habla a partir del género Al comparar a hombres y mujeres, existen diferencias en fonología, gramática y vocabulario, así como en las posturas y movimientos corporales que acompañan al habla (Baron, 1986; Eckert y McConnell-Ginet, 2003; Lakoff, 2004; Tannen, 1990). En contextos públicos, las mujeres japonesas tienden a adoptar una voz artificialmente alta, por cuestiones de cortesía, de acuerdo con su cultura tradicional.

En Estados Unidos y Gran Bretaña, el habla de las mujeres tiende a ser más similar al de los hombres. En todas las clases sociales, pero particularmente en la clase trabajadora, los hombres tendieron a usar negativos dobles (por ejemplo, “no quiero nada”). Las mujeres procuran ser más cuidadosas con respecto del “habla inculta”.

Esta tendencia se muestra tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. Los hombres suelen adoptar el habla de clase trabajadora porque la asocian con la masculinidad. Quizá las mujeres ponen más atención a los medios de comunicación, donde se emplean dialectos estándar.

De acuerdo con Robin Lakoff (2004), el uso de ciertos tipos de palabras y expresiones se asocia con la falta de poder que tradicionalmente se otorga a las mujeres en la sociedad estadounidense (vea también Coates, 1986; Tannen, 1990). Por ejemplo, oh querido, oh esquivo u oh Dios, son menos fuertes que expresiones como demonios y maldición. Observe los labios de un atleta molesto en una competencia televisada, como un juego de futbol. ¿Cuál es la probabilidad de que diga “¿tonterías”? Las mujeres tienen más probabilidad de usar adjetivos como adorable, encanto, dulce, lindo y divino que los hombres.

Lenguaje y estatus

Con frecuencia, los términos honoríficos los usa la gente para “honrar” sus nombres. Tales términos pueden transmitir o implicar una diferencia de estatus entre el hablante y la persona a quien se refiere (“el buen doctor”) o dirige (“profesor Dumbledore”).

Aunque los estadounidenses tienden a ser menos formales que otras nacionalidades, el inglés estadounidense todavía tiene sus honoríficos, que incluyen términos como Mr., Mrs., Ms., Dr., professor, dean, senator, reverend, honorable y president. Con frecuencia, dichos términos se unen a nombres, como en “Dr. Wilson”, “president Obama” y “senator McCain”, pero algunos de ellos pueden usarse para dirigirse a alguien sin usar su nombre, como “Dr.”, “Mr. President”, “Senator” y “Miss”.

Los británicos tienen un conjunto más desarrollado de honoríficos, que corresponden a distinciones de rango con base en clase, nobleza (por ejemplo, lord y lady Trumble), y reconocimiento especial (por ejemplo, caballerosidad: “sir Elton” o “dame Maggie”).

El idioma japonés posee muchos honoríficos, algunos de los cuales transmiten más respeto que otros. El sufijo -sama (agregado a un nombre), que muestra gran respeto, se usa para dirigirse a alguien de mayor estatus social, como un lord o un profesor respetado. Las mujeres pueden usarlo para demostrar amor o respeto a sus esposos.

El honorífico japonés más común, -san, unido al apellido, es respetuoso, pero menos que “Mr.”, “Mrs.” o “Ms.” en el inglés estadounidense. Unido a un nombre, -san denota más familiaridad. El honorífico -dono muestra más respeto y es intermedio entre -san y -sama. Otros términos japoneses honorífi cos no necesariamente honran a la persona a la que uno se dirige.

El término -kun, por ejemplo, transmite familiaridad cuando uno habla con un amigo, tal como el uso de -san unido al nombre. El término -kun se usa también con personas más jóvenes o de rango inferior. Un jefe puede usar -kun con los empleados, especialmente mujeres. Aquí las palabras honoríficas se invierten; el hablante usa el término (un poco como “chico” o “chica” en inglés) para dirigirse a alguien que se percibe con un estatus inferior.

Los hablantes de japonés usan el término muy amistoso y familiar -chan con alguien de la misma edad o más joven, incluyendo a amigos cercanos, descendientes y niños (Free Dictionary, 2004; Loveday, 1986, 2001). Los términos de parentesco también pueden asociarse con rango y familiaridad en diversos grados. Papi es un término de parentesco más familiar y menos formal que padre, pero todavía muestra más respeto que usar el nombre del padre.

Al tener un rango superior al de sus hijos, los padres rutinariamente usan los nombres de sus hijos, apodos o nombres de bebé, en lugar de dirigirse a ellos como “hijo” e “hija”. Los términos estadounidenses como bro, man, dude y girl (en algunos contextos) parecen similares a los honoríficos informales/familiares en japonés. Los sureños estadounidenses de cierta edad (y en ocasiones con mucho más edad) de manera rutinaria usan “ma’am” y “sir” para las mujeres y hombres ancianos o de estatus superior.

Post Author: Entorno Estudiantil

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