ANTROPOLOGÍA GENERAL

La disciplina académica de la antropología, también conocida como antropología general o antropología de “cuatro campos”, incluye cuatro subdisciplinas o subcampos principales: la sociocultural, la arqueológica, la biológica y la lingüística. (En adelante, se usará el término más corto antropología cultural como sinónimo de “antropología sociocultural”.)

De los subcampos, la antropología cultural tiene más adeptos. La mayoría de los departamentos de antropología imparten cursos en los cuatro subcampos. Existen razones históricas para la inclusión de cuatro subcampos en una sola disciplina.

El origen de la antropología como campo científico, y de la antropología estadounidense en particular, se puede rastrear hasta el siglo XIX. Los primeros antropólogos estadounidenses estuvieron preocupados especialmente con la historia y las culturas de los pueblos nativos de Norteamérica.

El interés en los orígenes y la diversidad de aquéllos reunió estudios sobre sus costumbres, vida social, idioma y rasgos físicos. Los antropólogos todavía se formulan preguntas como: ¿de dónde provienen los nativos americanos?, ¿cuántas olas de migración los llevaron al nuevo mundo?, ¿cuáles son los vínculos lingüísticos, culturales y biológicos entre los nativos americanos, y entre éstos y Asia?

Otra razón para la inclusión de cuatro subcampos en la antropología fue el interés en la relación entre biología (por ejemplo, la “raza”) y la cultura. Hace más de 60 años, la antropóloga Ruth Benedict se dio cuenta de que “en la historia del mundo, quienes ayudan a construir la misma cultura no necesariamente son de una raza, y los de la misma raza no participan todos en una cultura. En lenguaje científico, la cultura no es una función de la raza” (Benedict, 1940).

También existen razones lógicas para la unidad de la antropología estadounidense. Cada subcampo considera la variación en el tiempo y el espacio (en diferentes áreas geográficas). Los antropólogos culturales y arqueólogos estudian (entre muchos otros temas) los cambios en la vida social y las costumbres. Los arqueólogos usan estudios de sociedades vivas y patrones de comportamiento para imaginar cómo pudo ser la vida en el pasado.

Los antropólogos biológicos examinan los cambios evolutivos en la forma física, por ejemplo, cambios anatómicos que pudieran asociarse con el origen del uso de herramientas o el lenguaje. Los antropólogos lingüistas pueden reconstruir los fundamentos de lenguas antiguas al estudiar las modernas. Las subdisciplinas se influyen mutuamente conforme los antropólogos conversan entre ellos, leen libros y revistas, y se asocian en organizaciones profesionales.

La antropología general explora los fundamentos de la biología humana, la sociedad y la cultura, y considera sus interrelaciones. Los antropólogos comparten ciertas suposiciones clave. Acaso la más fundamental sea la idea de que no es posible extraer conclusiones acertadas acerca de la “naturaleza humana” a partir del estudio de una sola nación, sociedad o tradición cultural. Es esencial un enfoque comparativo transcultural.

Fuerzas culturales dan forma a la biología humana

Por ejemplo, la perspectiva comparativa biocultural de la antropología reconoce que existen fuerzas culturales que constantemente moldean la biología humana. (Biocultural se refiere a la inclusión y combinación de perspectivas y enfoques biológicos y culturales, para abordar o resolver un tema o problema particular.)

La cultura es una fuerza ambiental clave en la determinación de cómo los cuerpos humanos crecen y se desarrollan. Las tradiciones culturales promueven ciertas actividades y habilidades, desalientan otras y establecen estándares de bienestar y atractivo físico. Las actividades físicas, incluidos los deportes, que están influidas por la cultura, ayudan a constituir la complexión del cuerpo.

Por ejemplo, a las chicas estadounidenses se les alienta a buscar, y por tanto a desempeñarse bien, en competencias que involucran patinaje de figura, gimnasia, pista y campo, natación, clavados y muchos otros deportes. Las chicas brasileñas, aunque destacadas en los deportes por equipos de básquetbol y voleibol, no les ha ido tan bien en los deportes individuales como a sus contrapartes estadounidenses o canadienses.

¿Por qué a la gente se le alienta a destacar como atletas en algunas naciones y en otras no? ¿Por qué la gente en algunos países invierte tanto tiempo y esfuerzo en deportes de competencia y como consecuencia, sus cuerpos cambian significativamente?

Los estándares culturales de lo que es atractivo y apropiado influyen en la participación y el logro en los deportes. Los estadounidenses corren o nadan no sólo para competir, sino para mantenerse delgados y en buena condición física. Los estándares de belleza de Brasil aceptan más grasa, especialmente en los glúteos y caderas de la mujer.

Los varones brasileños han tenido cierto éxito internacional en natación y carreras, pero Brasil rara vez envía nadadoras o corredoras a las Olimpiadas. Una razón por la que las mujeres brasileñas evitan la natación de competencia en particular puede ser los efectos del deporte sobre el cuerpo. Años de natación esculpen un físico distintivo: un torso alargado, un cuello fuerte, y hombros y espalda poderosos.

Las nadadoras exitosas tienden a ser grandes, fuertes y corpulentas. Los países que promueven este deporte con más consistencia son Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania, las naciones escandinavas, Holanda y la antigua Unión Soviética, donde este tipo de cuerpo no es tan estigmatizado como lo es en los países latinos.

Las nadadoras desarrollan cuerpos fuertes, pero la cultura brasileña dicta que las mujeres deben ser delicadas, con grandes caderas y no con hombros fuertes. Muchas jóvenes nadadoras en Brasil eligen abandonar el deporte antes de perder el cuerpo “femenino” ideal.

Post Author: Entorno Estudiantil

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