La primera generación de terapia de conducta

La primera generación de terapia de conducta se sitúa, sin ir más lejos, en la década de 1950, cuando aparece su nombre y de hecho vino a fundar una nueva época de la psicología clínica. Por un lado, supuso una rebelión frente a la psicología clínica establecida, dominada principalmente por el psicoanálisis, y, por otro, supuso la instauración de una terapia psicológica sustentada en principios científicos, dados sobre todo por la psicología del aprendizaje. La terapia de conducta así surgida tenía una especial vocación ambientalista o contextual y a la vez ideográfica, atenida a los casos individuales.

Como quiera que en la psicología del aprendizaje había dos paradigmas básicos: el condicionamiento clásico o pavloviano y el condicionamiento operante o skinneriano, la terapia de conducta tiene dos raíces, si es que no dos troncos (a juzgar por las diferentes ramificaciones). En la línea del condicionamiento clásico, que responde al esquema Estímulo-Respuesta (E-R), se desarrollarían las conocidas técnicas de desensibilización sistemática (J. Wolpe) y de exposición (H. J. Eysenck). Estas técnicas resultaron especialmente apropiadas para los problemas clínicos relacionados con el miedo, la ansiedad y las obsesiones (la depresión no era por entonces un trastorno importante), es decir, para el campo de las 'neurosis', los problemas que más frecuentemente atendía la psicoterapia tradicional de 'pacientes ambulatorios'. Sin duda, la terapia de conducta supuso una rebelión y una revolución en el campo de la psicoterapia.

En la línea del condicionamiento operante, que en términos de Estímulo Respuesta sería R-E (en atención a que el estímulo causalmente más relevante es el que sigue a la respuesta o conducta), se desarrollarían las igualmente bien conocidas técnicas operantes. Estas técnicas fueron particularmente aplicadas en contextos institucionales, a problemas de 'pacientes internos', siendo más anecdótica su aplicación a la problemática tradicional de la psicoterapia. Esta línea, más que como terapia o modificación de conducta, se identificaría como 'análisis aplicado de la conducta'. Así, pues, habría dos tendencias en la ahora llamada 'primera generación' de la terapia de conducta: la terapia de conducta y el análisis aplicado, cada una con sus sociedades, revistas y demás señas de identidad.

Post Author: Entorno Estudiantil

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *