La Revolución francesa

Antes de su derrocamiento en el año 1798, la monarquía francesa se había tornado corrupta y avariciosa, alimentando así el resentimiento de las clases media y baja. Mientras que los campesinos franceses morían de hambre, la nobleza disfrutaba de una vida de lujo. Se dice que cuando la reina María Antonieta fue informada de que sus súbditos no tenían nada que llevarse a la boca, propuso: «Que coman tarta». En aquel tiempo, los prisioneros políticos eran enviados a la Bastilla, una temida prisión situada en el corazón de París.

La revolución comenzó el 14 de julio de 1789 precisamente con la toma de la Bastilla para liberar a los prisioneros. Los revolucionarios buscaban un cambio radical de la sociedad francesa y estaban dispuestos a utilizar la violencia para conseguirlo. Enardecidos con las ideas de la Ilustración sobre la libertad, la igualdad y la fraternidad, querían acabar con la monarquía hereditaria y con el poder de la Iglesia. Incluso pretendían cambiar el calendario existente por otro más racional.

Pero la revolución se sumió en la violencia e incluso en la anarquía. En pocos años, miles de hombres y mujeres fueron ejecutados en la guillotina, un sistema que a los ojos de los líderes ilustrados era menos doloroso y más moderno para decapitar a los criminales. Teñida de sangre, la guillotina se erguía cuatro metros en el centro de una plaza en el corazón de París. Un fabricante de clavicordios de la capital construyó apresuradamente el macabro dispositivo por 960 francos.

Como era de esperar, la mayor parte de las personas que murieron en la guillotina no fueron criminales sino oponentes políticos al nuevo régimen. Miles de ellos perdieron la vida en el Reino del Terror que siguió a la caída del rey Luis XVI, incluidos el propio rey y María Antonieta, en 1793. La derrota de una de las monarquías más poderosas y admiradas de Europa a manos de una multitud radical hizo temblar los cimientos del continente. Los años de la monarquía absoluta habían llegado a su fin.

OTROS DATOS DE INTERÉS

1. Antes de la Revolución, sólo los nobles tenían el privilegio de ser ejecutados mediante la decapitación. El pueblo llano era ahorcado.

2. El pensador británico Edmund Burke (1729-1797) creía que, independientemente de lo corrupta que fuera la monarquía, la Revolución francesa era demasiado sangrienta como para estar justificada. Su tratado Reflexiones sobre la Revolución francesa es uno de los documentos fundacionales del conservadurismo moderno.

3. El himno nacional francés, La Marsellesa, lo escribió un oficial revolucionario de la ciudad de Marsella en 1792. Su letra, sedienta desangre, anima a los franceses a «¡empapar nuestros campos / con su sangre impura»; eso no desanimó a los Beatles a la hora de utilizar una grabación del himno al comienzo de su canción All you need is love, en 1967.

Post Author: Entorno Estudiantil

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