ANÁLISIS FUNCIONAL

Objeto de análisis

El Análisis Funcional (en adelante AF) es la herramienta clínica básica de toda terapia psicológica. Su objeto de análisis es el comportamiento de las personas, aunque por definición se puede aplicar a cualquier tipo de comportamiento animal. El objetivo fundamental del AF es explicar el mantenimiento del comportamiento: ¿por qué un organismo se comporta como lo hace?

¿Qué es comportamiento?

El comportamiento es la interacción entre un organismo y su entorno. Puede ser tanto manifiesto u observable (puede ser observado por otros organismos) como encubierto (el único observador es el organismo que emite el comportamiento). Ejemplos de comportamiento humano manifiesto son reír, llorar, bailar, conducir o gritar, y ejemplos de comportamiento encubierto son pensar, sentir, recordar o preocuparse.

Asumiendo esta definición de comportamiento podemos deducir que el AF no se dirige a analizar la forma u otras características de las respuestas del organismo en sí mismas, sino que, de forma fundamental, tiene en cuenta el contexto en el que se dan. Cuando hablamos de contexto hablamos del entorno inmediato de las respuestas (antecedentes o "qué ocurre antes" y consecuentes o "qué ocurre después"), pero también del escenario más amplio en el que dichas respuestas tienen lugar. En ese escenario hay elementos del entorno de la persona y también elementos de la propia persona, entendida como un organismo con una historia de aprendizaje determinada, unas condiciones biológicas concretas y ciertas características físicas y de temperamento o personalidad.

El AF aplicado al comportamiento humano ayuda a identificar las relaciones existentes entre las respuestas de la persona y las variables del contexto. De este modo, es la interacción entre las respuestas de la persona y el contexto lo que nos interesa en un AF. Dicho de otra forma, lo importante al elaborar un AF es identificar la función que tienen las respuestas de la persona en el contexto en el que se producen. Dos personas pueden emitir una respuesta idéntica en cuanto a su forma o topografía y, sin embargo, en cada caso dicha respuesta puede tener funciones claramente distintas, lo cual resulta clave para entender por qué se mantiene dicha conducta. Por ejemplo, una persona "evita comer” a la hora en que habitualmente suele hacerlo porque ha comido un buen aperitivo y no tiene hambre; mientras otra persona "evita comer" porque está insatisfecha con su peso y no quiere engordar.

En estos ejemplos la conducta es la misma pero el contexto cambia, haciendo que el mismo comportamiento presente funciones distintas: en el primer caso, el no comer es la ausencia de respuesta debido a que no existe la estimulación previa que llamamos "hambre"; en el segundo caso, el no comer tiene la función de evitar sentirse culpable por ganar peso o de conseguir sentirse satisfecho/a por saber "autocontrolarse".

De forma más específica, al elaborar el AF de un comportamiento se busca:

a) Identificar los antecedentes y consecuentes que lo controlan o se relacionan funcionalmente con él, analizando y describiendo las relaciones entre estos elementos en secuencias funcionales de tipo Estímulo – Respuesta – Estímulo.

b) Identificar las variables estructurales del organismo y del entorno que puedan estar modulando o influyendo sobre alguno o varios de los elementos de las secuencias funcionales.

c) Formular hipótesis que expliquen por qué se produce el comportamiento (hipótesis sobre el origen del comportamiento e hipótesis sobre su mantenimiento).

d) Complementariamente, describir a un nivel topográfico (forma, duración, intensidad, etc.) dicho comportamiento. Aunque esta guía se presenta como una herramienta para realizar análisis funcionales de problemas psicológicos, es importante dejar claro que el AF puede aplicarse a cualquier comportamiento humano y, por tanto, también al comportamiento adaptativo.

Post Author: Entorno Estudiantil

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