El utilitarismo es una teoría sobre cómo deberíamos comportarnos. Según los utilitaristas, siempre debemos hacer aquello que nos produzca el mayor placer del mundo. El primer utilitarista fue el economista y filósofo inglés Jeremy Bentham (1748-1832); la teoría sería desarrollada más adelante por John Stuart Mill (1806-1873).
Los filósofos contemporáneos piensan que el utilitarismo es una forma de ética consecuencialista. El consecuencialismo es la respuesta a la pregunta: ¿qué actos son correctos desde un punto de vista moral? Aquellos que producen las mejores consecuencias. Para esto tenemos que saber desde un punto de vista objetivo que un estado del mundo es mejor que otro, lo que algunos filósofos argumentan que es imposible.
Los utilitaristas son consecuencialistas con una visión hedonista de lo centro es el placer. Otros consecuencialistas, sin embargo, piensan que lo bueno no sólo incluye el deseo, sino también cosas como el respeto y la igualdad.
Algunos utilitaristas hacen una clasificación de los distintos tipos de placer. Bentham defendía que, «dejando los prejuicios de lado, el juego de los dardos tiene el mismo valor en las artes y las ciencias que la música y la poesía». Creía que el placer debía medirse en términos cantidad y no de calidad. Mill, en cambio, pensaba que la consecución de placeres intelectuales era mejor que la de meros deseos carnales. Escribió: «Es mejor ser un Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho».
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. Bentham diseñó una prisión que llamó panopticon en la que los vigilantes podían ver a los prisioneros pero éstos no podían verlos a ellos. Intentó sin éxito que la construyeran.
2. Mill fue el resultado de un experimento educativo de su padre y Bentham para crear al utilitarista perfecto. Empezó a aprender latín a los tres años, y griego a los ocho. Más adelante, acabaría achacando sus problemas emocionales y depresivos a su educación intensiva.
