TIPOS DE CONTACTO

Aunque el contacto se da fundamental y primordialmente a través de los sentidos (vista, oído, tacto olfato y gusto), no obstante, el mero hecho de ver y oír no es garantía de un buen contacto ni de haber retirado los límites que nos separan del otro. Lo que posibilita que el contacto se realice es la forma en que se hay decir, cómo ve y cómo oye la persona. El contacto no sólo se hace con personas, sino que va más allá y se realiza con cosas inanimadas como puede ser mirar una puesta de sol, escuchar una cascada, mirar un paisaje. Estas son formas de contacto que pueden despertarnos multitud de sensaciones. Como dijo Perls (1976): "El contacto empieza a funcionar cuando se encuentra el sí mismo con lo que le es ajeno".  

Sin embargo, debido a la capacidad del ser humano para desdoblar como una posibilidad de emplear esta dicotomía en favor del crecimiento y para su propio autoexamen, también se considera otra forma de contacto: el contacto consigo mismo. Esta capacidad nos sirve para ahondar y darnos cuenta de lo que ocurre en nuestro interior.

El proceso que permite al sujeto tomar contacto consigo mismo puede estar orientado únicamente a su propio crecimiento, puede servir para desarrollar la función de contacto con otras personas o, finalmente, puede tener una función perturbadora, como ocurre en el caso de la hipocondría, que fija en el cuerpo una atención excesiva desviando hacia la persona el curso de su conciencia en vez de dejarla fluir hacia un foco exterior. La energía así estancada inmoviliza al individuo en su intercambio con el exterior, y le provoca una serie de síntomas en los que podemos ver que sus órganos están supliendo al mundo exterior. La energía que tendría que estar utilizando en este intercambio aparece bloqueando ciertos órganos o partes de su organismo. Esa dificultad de dejar fluir la energía es lo que crea su estancamiento.

A. Schnake (1995) dice: "Las personas creen que pueden obligar al cuerpo no sólo a hacer proezas increíbles, sino además a cargar o contener dentro de él lo que se les ocurra, desde siliconas a personas enteras". Este es uno de los orígenes de la hipocondría, incorporar simbólicamente a alguien y mantenerlo dentro como una forma de controlarlo o de no perderlo, no dejándolo ir, si es una persona que ya falleció.

Sin embargo, un buen contacto con nosotros mismos nos puede servir para fomentar y mejorar nuestra capacidad de ahondar y darnos cuenta de lo ocurre dentro y fuera de nosotros. El contacto con uno mismo se deriva de la capacidad que tiene el ser humano de desdoblarse, de convertirse en observador y observado, de la forma más objetiva posible (la objetividad absoluta no existe, ni siquiera con aquellas cosas por las que no nos sentimos afectados emocionalmente).

La posibilidad de emplear esta capacidad del ser humano, como lo es la dicotomía en favor del crecimiento, es una característica del auto-examen. Un escritor, un orador o un atleta, puede utilizar esta clase de desdoblamiento para mejorar sus actividades, y, en general, cualquier persona puede utilizar esta capacidad en mayor o menor medida.

Post Author: Entorno Estudiantil

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *